lunes, 29 de junio de 2020

Top 5: Los libros en tiempos de coronavirus

Han pasado más de cien días desde que la pandemia por el Covid-19 ocasionó una crisis mundial sin precedentes. En los primeros días de la cuarentena y del estado de emergencia decretado por el gobierno, había la esperanza de que esta situación sería temporal, y, por lo tanto, se debería aprovechar ese tiempo en casa para leer, ver series o películas y estar con la familia. Desde siempre los libros nos sumergen en nuevas historias y nuevos mundos que nos ayudan a escapar de la realidad o por lo menos hacernos olvidar lo que vivimos actualmente. No obstante, hay ciertas novelas que, sin hablar sobre un virus o una pandemia, plasman sentimientos y pensamientos que muchos, por no decir todos, experimentamos en los últimos tiempos. Aquí una breve lista.



 “REQUIEM POR LIMA” (Hans Rothgiesser) 

Se trata de la primera novela de zombies que se desarrolla en Lima. El protagonista es un caminante que tiene la misión de coleccionar cosas que lo ayuden a su supervivencia, como medicinas y alimentos. En su periplo debe cuidarse de que su presencia no sea advertida por los zombies en la ciudad. Durante las primeras semanas de la cuarentena, uno podía sentirse como el caminante cuando tenía que ir a comprar medicinas o alimentos, sobre todo porque al salir a la calle, al igual que el panorama retratado en “Requiem por Lima”, la capital del país estaba vacía y en el ambiente había una tensión apocalíptica. Además, era una de las medidas; solo uno debía ir a comprar y como dice el libro “van solos y regresan también solos”. Si bien existe la amenaza zombie, el temor esta allí debido a la propagación del coronavirus. 



 “LA CÚPULA” (Stephen King) 

 Un día de octubre, de una manera inexplicable, el pueblo de Chester’s Mills queda atrapaba debajo de una misteriosa cúpula. Asilados del mundo, los habitantes del pueblo se dividen en dos bandos; mientras que Big Jim intenta extender el pánico, Barbie (cuyo nombre real es Dale Barbara) junto a otros vecinos intentan conservar la calma y adecuar un plan de supervivencia de cara a un futuro incierto. Conforme avanza la lectura, la novela se complica porque la cúpula tiene que ver con extraterrestres, no obstante, también hemos visto una polarización extrema desde que comenzó la pandemia, desde gente que no cree que el coronavirus es real, pasando por los que piensan que es una simple gripe, hasta los que critican absolutamente todas las medidas para evitar su propagación y los que intentan, a veces con malos resultados, trazar un plan a corto, mediano y largo plazo mientras se encuentra una solución (una vacuna) al virus. Del mismo modo, tanto tiempo encerrado en casa, puede sentirse como que nosotros mismos estamos viviendo en nuestra propia cúpula. 



 “EL AMOR EN LOS TIEMPOS DEL COLERA” (Gabriel García Márquez)

 “El amor en los tiempos del cólera” nos cuenta la extraordinaria historia de amor de Florentino Ariza y Fernanda Daza en una época en el país colombiano se venía afectado por la peste del cólera. Siempre es oportuno leer, y releer, a Gabriel García Márquez, pero en este contexto de pandemia mundial, se puede apreciar más su obra cumbre ya sea identificándonos con el intenso amor de los protagonistas, o con la larga espera de Florentino para regresar a la vida de Fernanda, o con la lucha de Juvenal Urbino por acabar con el cólera en su pueblo, o con aquella vez que Fernanda no cumple la cuarentena. Para bien y para mal, la novela de Gabriel García Márquez tiene como centro el amor y la muerte. En estos momentos difíciles, “El amor en los tiempos del cólera” no solo tiene un título que puede adaptarse a esta época – se pueden ver en los artículos y reportajes hablando de “el amor en los tiempos del coronavirus”- sino que también nos puede reconfortar y nos puede contagiar de su romanticismo mágico. Además, es una historia que necesitamos en este momento porque es importante resaltar que se puede vivir con el dolor y la perdida sin perder la esperanza.



 “RECUERDOS DEL FUTURO” (Robert Sawyer)

Un experimento que buscaba confirmar la existencia del bosón de Higgs ocasiona un extraño fenómeno mundial en cual la conciencia de toda la raza humana se traslada al futuro por más o menos un minuto y medio. En el presente, la perdida de consciencia mundial tuvo como consecuencia miles de accidentes y muertes. Pese a los catastróficos efectos y las lamentables pérdidas registradas, al mundo no le queda otra opción que seguir adelante, pues, el tiempo no se detiene. Según el protagonista de la novela, Loyd Simcoe, “normalmente, si pierdes a alguien en un accidente, te quedas hecho polvo durante meses o años. (…) Todo el mundo te da apoyo emocional. Pero si todos los demás también han sufrido una perdida, no existe ese efecto de muleta: no hay nadie que te apacigüe. No tienes más remedio que superarlo y volver al trabajo”. Estas palabras tal vez expliquen porque a medida que la cifra de muertos por el coronavirus va creciendo, la gente se vuelve más indiferente y más reacia al momento de cumplir con las recomendaciones para evitar el contagio.



 “THE LEFTOVERS” (Tom Perrotta)

Pese a que la historia no tiene nada que ver con una pandemia, “The Leftovers” logra retrata de manera realista el nivel de incertidumbre global que ahora mismo estamos viviendo ante la imposibilidad de encontrar una cura para un virus que se propaga rápidamente. La novela de Tom Perrota trata sobre la desaparición del 2% de la población humana en un extraño fenómeno natural. El libro está lleno de angustia y pesimismo ya que nadie sabe si la desaparición volverá a suceder y ese constante temor no permite que el mundo pueda seguir adelante. Este escenario nos plasma un panorama familiar, pues, uno de los mayores temores en la actualidad es el rebote de casos de coronavirus en aquellos países que se están adaptando a una nueva realidad. Asimismo, la historia de Nora Durst, cuya familia entera desapareció, es una de las más sentidas de la novela; ya que el ser la única superviviente de su familia la llena de culpa y no sabe cómo procesar su duelo. En la actualidad, los infectados con el virus que han desarrollado cuadros fuertes son trasladados a hospitales, y algunos de ellos fallecen sin despedirse de sus seres queridos. A esta terrible situación hay que sumarle que los deudos no pueden si quiera enterrar o velar a sus familiares de manera apropiada. La novela también nos muestra cómo es que, ante un evento tan catastrófico, hay quienes eligen refugiarse en la religión, otros buscan explicaciones conspirativas para darle un sentido a los eventos que no comprenden y finalmente, están los quieren seguir con sus vidas, pero se topan a cada rato con el recuerdo de la tragedia.


domingo, 21 de junio de 2020

#TheHalfOfIt: Ellie de Beryerac

En las décadas de los 80’s y 90’s, las comedias románticas experimentaron una época de oro, siendo “When Harry Met Sally” la más emblemática del género. Si bien se perpetuaba la idea de que el hombre tiene que presionar para conquistar, además de otros clichés, el amor estaba en el aire y las películas transmitían la esperanza de que eso era todo lo que necesitabas. Con el paso del tiempo, terminando la primera década del milenio, este tipo de películas comenzaron a decaer en calidad de manera estrepitosa, aunque eso no impidió que se sigan produciendo. De hecho, es muy difícil, por no decir imposible, que se deje de grabar “rom coms”, aunque su presencia en la taquilla fuera cada vez más irrelevante, pero está bien porque pronto llegaría las plataformas streaming. Y con su “Summer of Love”, que incluyeron películas como “Sierra Burgess is a Loser” y “To All the Boys I’ve loved Before”, Netflix no solo volvió a poner de modas las comedias románticas, sino que también las modernizó. 



Debido a la pandemia ocasionada por el coronavirus, la película escrita y dirigida por Alice Wu, “The Half of it”, no pudo estrenarse en el festival de Tribeca en marzo, y aunque sí ganó el premio a mejor narrativa, jamás llegaría al cine. Oficialmente, Netflix la liberó el primero de mayo. El filme contaba la historia de la tímida y solitaria Ellie Chu (Leah Lewis) quien utiliza su talento para escribir ensayos y los vende a otros estudiantes para así generar ingresos extra. Un día, el deportista Paul Munsky (Daniel Diemer) le propone pagarle por escribir cartas de amor para la chica de sus sueños, Aster Flores (Alexxis Lemire) y por supuesto, los tres terminan involucrados en un triángulo amoroso. Si la premisa de “The Half of it” suena familiar es porque es una reinvención de la historia de Cyrano de Bergerac con la diferencia que la chica que escribe las cartas siente algo por la chica de los sueños de Paul. 



Como en los últimos tiempos, ya no existe la comedia pura, “The Half of it” podría sentirse más como un drama o como un coming of age story de Ellie que cuenta con la inocencia de Paul como alivio cómico. Si esta película se hubiera dado en los noventa, Paul y Ellie hubieran pasado de tener una adorable amistad a ser una adorable pareja, pero “The Half of it” se distingue porque su historia intenta no caer en estereotipos. Paul es el único amigo de Ellie acompañándola mientras ella se embarca en el camino de autorealización donde hay una clara diferencia entre el amor romántico y el amor platónico de la amistad. En ese sentido, si bien pareciera que “The Half of it” no calza en el molde del roster de los rom coms de Netflix, en realidad abre las puertas a más historias no solo de personajes LGBTQ sino de aquellas que se atrevan a innovar a su modo la narrativa de la comedia romántica. El filme de Wu es de un ritmo pausado, muy introspectivo y está adornado de un halo de ternura y candidez. Hay una sensibilidad única que nos permite apreciar y entender a Ellie, a Paul y a Aster como simples adolescentes. Cada uno tiene sus propios problemas minimizando ese triángulo amoroso que forman y los problemas que tienen son los que uno ha tenido al crecer. Paul, cuya familia es dueña de un restaurante donde sirven puros platos de salchichas, inventa el taco-salchicha y también otros platos, pero su extensa familia se resiste a los cambios, Ellie y su brillante mente prefiere no postular a una universidad para quedarse en su casa y cuidar de su padre. A través de Ellie también se retrata también cómo es ser una adolescente de descendencia asiática que vive en un pueblo americano y que se siente aislada del mundo por su marcada diferencia con los demás. Finalmente, Aster vive y acepta las reglas impuestas por su familia cristiana, pese a que quiere ser una artista. 



 La religión también está presente como un tema subyacente sobre todo en Paul y Aster. Pues, cuando Paul se da cuenta que Ellie siente algo por Aster le dice que es un pecado, aunque él la acepte como es, el pueblo chico donde viven quizás no será tan tolerable. Por su lado, el papá de Aster es el pastor del pueblo y tal vez eso explique el comportamiento de Aster viviendo bajo las expectativas de que lo que su familia cree que es correcto. Por eso, si bien Aster se ve visiblemente interesada en Ellie en las escenas que comparten, tiene una relación con el chico popular Trig Carson (Wolfgang Novogratz) a pesar de no tener mucho en común con él. Además, la escena donde Aster se da cuenta que Ellie es quien escribió las cartas de amor se da precisamente en una iglesia justo cuando Trig iba a realizarle una propuesta a Aster. 




 Sobre el título y el final 

 La película comienza con una animación que ilustra el mito griego que señala que los humanos una vez tuvieron cuatro brazos y cuatro piernas pero que fueron separados por la mitad por el dios Zeus y desde entonces, viven castigados caminando por el mundo buscando su otra mitad. El título de la película “The Half of It” (la mitad) -mal traducido a “Si supieras” en español -hace referencia a una de las mitades, Ellie, andando por el mundo sin su otra mitad. Sin embargo, el filme nunca afirma a ciencia cierta que la otra mitad es Aster, pero sí juega con esa idea. Ellie y Aster son colocadas en posiciones complementarias en las escenas donde están solas como si ellas fueran la criatura griega que fue separada a la mitad, pero, al final las dos comparen un beso y después prosiguen sus diferentes caminos. Esa es otra de las formas en las que “The Half of it” marca distancia con otras rom coms, aunque no podemos decir que no hay un final feliz, las chicas no se quedan juntas. 


Según ha declarado la directora Wu, “está bien que nadie se quede con la chica. La idea que todos estamos buscando al amor perfecto y con el que terminaremos algún día no existe, pero mientras estás en esa búsqueda condenada, es posible que tengas la oportunidad de descubrir quién eres”.

El final ambiguo “The Half of It”, y alejando del tradicional “felices y juntos”, invita a gritos a realizar una secuela porque en realidad no es un final, es el principio de varias historias. Wu también dijo en una entrevista que está orgullosa del final asegurando que “el final de la película es cada uno de sus comienzos y ese es el final más feliz de ellos”. Entonces, si la película más popular de Netflix, “To All the Boys I’ve loved Before”, tiene su secuela y hasta se habla de la posibilidad de que haya una tercera parte, “The Half of it” tendría que ser un megahit y Netflix tendría que convencer a Wu de escribir una continuación – sugiero el título de “The other of the half of it” - pero para ser sinceros no hay que tener mucha esperanza de que exista una mitad que complemente “The Half of it”.


lunes, 15 de junio de 2020

#KillingEve T3: Las estrellas que brillan y queman

Desde el comienzo, “Killing Eve” supo que su diamante precioso era la obsesión mutua entre la agente especial Eve Polastri y la sicaria Villanelle. Teniendo como protagonistas a Sandra Oh y Jodie Comer, que comparten una química tan enigmática como atractiva, parecería imposible que la historia pudiera perder fuerza, sin embargo, en esta tercera temporada, si bien estas estrellas brillaron por sí mismas, hubo momentos en que la trama quemaba a sus propias figuras. A esta situación hay que sumarle que se ha hecho pública cierta información tras de cámaras que explicarían porque esta temporada, “Killing Eve” osciló en lugar de rutilar. 



 BRILLANTE: Carolyn 

 La tercera temporada de “Killing Eve” le dio más tiempo en pantalla a Carolyn Martens. El personaje de Fiona Shaw es tan fascinante como la propia Villanelle, pero la rodea un halo de misterio que parecería que nunca terminamos de conocerla en lo absoluto. La muerte de Kenny Stowton (Sean Delany) nos dio el chance de conocer a la otra hija de Carolyn, Geraldine (Gemma Whelan), con la que tiene una relación distante y bastante complicada hasta el punto que incluso ha reconocido que Kenny era su hijo favorito. Siempre profesional, siempre lejana, siempre enigmática, Carolyn es una de las estrellas que tuvo el chance de brillar esta temporada. 



 QUEMADO: La polémica de los guionistas 

 Un tweet publicado por la escritora Kayleigh Llewellyn generó controversia al mostrar que los guionistas de la serie son todos de raza blanca. La polémica se genera en el marco de las protestas por los casos de racismo y brutalidad policial registrados en Estados Unidos. La crítica por la falta de diversidad se ha trasladado también al mundo del entretenimiento, sobre todo, si tenemos en cuenta que la serie está protagonizado por la asiática Sandra Oh. Vale la pena aclarar que la falta de diversidad no explica el por qué la tercera temporada ha sido tan errática, pero sí causa suspicacia. No obstante, para su crédito, la mayoría de guionistas de “Killing Eve” son mujeres y además, la serie cuenta con la tradición de tener showrunners femeninas, en la primera temporada Phoebe Waller-Bridge fue la encargada del show, después, en la segunda temporada le tocó el turno Emeral Fennell, en la tercera estuvo Suzanne Heathcote y en la cuarta la encargada será Laura Neal, sin embargo, eso no impidió que las redes sociales criticaran la falta de guionistas de color en el equipo de producción. 



 BRILLANTE: Dasha 

 El primer episodio de la tercera temporada nos introdujo a Dasha (Dame Harriet Walter), la mentora de Villanelle. Impecable, cruel y egoísta, Dasha afirma que ha moldeado a Villanelle a su imagen y semejanza y después de conocerla podemos darle la razón. La relación de Dasha y Villanelle se sintió como un reflejo inverso de la relación profesional de Carolyn y Eve. Como es típico del mundo de espías y sicarios, no podíamos confiar en Dasha, eso lo supo la propia Villanelle desde su reencuentro. Lamentablemente, Dasha no sobrevive la temporada convirtiéndose en una estrella fugaz que nos encandiló con su paso. 



 QUEMADO: La supervivencia de Niko 

Aunque la temporada empezó con Niko (Owen McDonnell) en un hospital metal, una historia bastante coherente considerando que la última vez que lo vimos, Villanelle había asesinado a su amiga en su cara, después la cosa comenzó a desmoronarse rápidamente. Mientras Niko quería divorciarse y alejarse lo más posible de Eve, Eve tiene la intensión de regresar con él o por lo menos mantenerlo en su vida sin tener en cuenta que eso vuelve a exponerlo al peligro. Dicho y hecho. Niko termina siendo el daño colateral luego que los Doce obligaran a Dasha a cortar los lazos entre Eve y Villanelle. Lo más increíble de todo es que sobrevive que le hayan cortado el cuello. Ya en el hospital, le pide a Eve que se aleje de él. De un punto de vista creativo, el personaje de Niko no da para más y su presencia ofuscó la temporada. 



 BRILLANTE: Villanelle 

 Pese a que las escenas compartidas de Eve y Villanelle han sido contadas esta temporada, la serie profundizó en la mística de Villanelle sin quitarle ese halo de peligrosidad ni esa picardía al momento de ceder a su instinto asesino. Hubo un momento en que la serie quiso encaminar una especie de redención tras la visita a su familia en Rusia, pero Villanelle terminó asesinando a su madre. Sigue siendo divertido ver a Villanelle asesinar de manera creativa, pero también ha sido un placer ver su lado vulnerable y luchar por su libertad. El personaje de Jodie Comer ha evolucionado más que nadie, pero sin sacrificar aquello que la hace tan especial. 



 QUEMADO: ¡Mataron a Kenny!

Desde un punto de vista narrativo, la muerte de Kenny Stowton tiene sentido y es el evento trágico que pone en movimiento todo lo que sucede después. Sin embargo, la ausencia de Kenny se sintió porque no solo se trataba de uno de los personajes más queridos sino también uno de los más tiernos y amables del show. Además, Kenny era el único amigo de Eve y también muchas veces la voz de la razón de su propia madre y de Eve.



 BRILLANTE: Mo 

 Debido a que la tercera temporada decidió poner más atención a Carolyn, pudimos conocer un poco más a su asistente Mo Jafari. El personaje de Raj Bajaj también sirvió como un alivio cómico sobre todo por la manera en la que reaccionaba de forma profesional ante el comportamiento excéntrico de Carolyn. El hombre incluso toma notas e informa a Carolyn cuando ella está en el baño. Mo tampoco llega a sobrevivir la tercera temporada siendo otra estrella fugaz que pudimos apreciar en “Killing Eve”. 



 QUEMADO: Konstantin 

 Al igual que con Carolyn, la serie quiso dedicarle más tiempo a Konstantin Vasiliev (Kim Bodnia), el encargado de Villanelle, pero mientras más tiempo pasaba con él a solas, más se notaba que Konstantin funciona mejor como el sidekick de Villanelle o el frenemy de Carolyn. Además, al final, donde se revela que él estaba trabajando para los Doce y también les estaba robando, no tiene mucha coherencia que digamos, ni tampoco tiene sentido que Carolyn lo haya dejado vivir luego de confirmarse que él es responsable de la muerte de Kenny, pero como Konstantin es parte del cuarteto principal de la serie, no había otra opción más que dejarlo vivo. 



 BRILLANTE: Una dinámica que evoluciona

Después de dos temporadas donde han intentado matarse entre sí, la tercera temporada termina con Eve y Villanelle “dejándose de ir”. En realidad, el tema central de la temporada para Villanelle ha sido la búsqueda de la libertad fuera de la sombra de Konstantin y de los Doce. Curiosamente, esa libertad que tanto desea Villanelle se la otorga a Eve luego de una conversación sincera en el puente donde hablan de sus monstruos internos. Si bien la serie todavía no termina la danza eterna entre sus protagonistas, el hecho que ahora Villanelle y Eve puedan hablar sin matarse significa que “Killing Eve” está dispuesta seguir explorando una dinámica que también está evolucionado. 



 QUEMADO: ¿Dónde ha estado Eve? 

 Teniendo en cuenta que esta temporada se ha explorado la historia de origen de Villanelle, el duelo de Carolyn y la lealtad de Konstantin consigo mismo, la serie ha dejado a Eve un poco relegada con una historia repetitiva; la continua obsesión con Villanelle. Pese a que la serie se titula “Killing Eve”, en la tercera temporada, Eve ha visto reducido su tiempo en pantalla y en comparación con otros personajes, ha tenido la historia más floja, por lo que muchos se preguntan “¿Dónde ha estado Eve?”. Pero en realidad Eve no se ha ido a ningún lado, solo que la trama que le ha tocado no ha sido muy satisfactoria.


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viernes, 12 de junio de 2020

#KillingEve T3: La danza, el martillo y la distancia social

La tercera temporada de “Killing Eve” se estrenó en medio de la pandemia generada por el coronavirus, justo cuando se hablaba de la “danza” y el “martillo” como una estrategia para pelear contra la propagación del Covid-19 y aplanar la curva de contagiados. La serie, que ni si quiera se había imaginado que un virus iba a detener al mundo, decidió que lo mejor que podía hacer esta temporada era que sus protagonistas la ex agente del MI6, Eve Polastri (Sandra Oh) y la asesina más peligrosa de Rusia, Villanelle (Jodie Comer), apliquen una distancia social apropiada hasta que puedan averiguar qué viene después de la “danza”. 



 ¡Mataron a Kenny! 

 Después de Eve Polastri (Sandra Oh) y Villanelle (Jodie Comer), Kenny (Sean Delany) era el personaje favorito de la audiencia. Por eso, fue un shock que la serie decidiera que fuera la primera víctima de la temporada, pero tenía sentido, si algo iba a hacer que Eve dejara su hibernación autoimpuesta iba a ser tan grave como un posible asesinato sin resolver. Y con un elenco tan pequeño era él o Carolyn (Fiona Shaw) y siendo Carolyn el nexo entre el mundo de los espías y Eve, pues, solo quedaba Kenny. Entonces, a penas vimos el primer plano del muerto fue como revivir en carne propia la frase popular de “South Park”: “Dios mío, mataron a Kenny. ¡Hijos de puta!” Pero en realidad, la muerte de Kenny es una excusa para que Eve vuelva a la vida de Carolyn y también para que siga investigando los tentáculos de los Doce, una organización criminal que tiene infiltrados en todos lados, pero cuya finalidad es un misterio. En realidad, es obvio que los Doce es el enemigo en común de Eve y Villanelle, y, por ende, la excusa más simple para que las historias de Eve y Villanelle se crucen una y otra vez y la tercera temporada es otra excusa para seguir alargando ese baile fascinante entre las dos.



Toda la serie gira alrededor de esa danza perpetua e intoxicante de persecución e intrigas entre Eve y Villanelle. Este baile es una variación del juego del gato y el ratón, pero con el twist del magnetismo de la tentación y la seducción de sus protagonistas. No importa lo que suceda, ni lo incongruente que resulte la historia, la danza es y seguirá siendo lo más atractivo de la serie. Pero la serie necesita tener algo más que el simple baile para sobrevivir. Necesita una dirección, una evolución o involución, objetivos, algo independiente de Eve y Villanelle como conjunto, pero enfocado en ellas como seres individuales. Un buen ejemplo de esta idea es que el mejor capítulo de la temporada, "Are You From Pinner?", no está enfocado en nuestro dúo dinámico, sino solo en Villanelle y en su visita a su hermano en Rusia. Dudo mucho que la serie quiera o le convenga embarcar a Villanelle en un camino de reivindicación, pero este capítulo quiso insertarnos esa idea, para después darnos un buen martillazo al final cuando Villanelle asesina a su propia madre. Entonces, entendemos por dónde iba la historia… era más la curiosidad de ahondar en su pasado que la necesidad de buscar una explicación por sus tendencias violentas. Villanelle es un unicornio en el amplio mundo de asesinos en series, se divierte matando a alguien con una picardía diabólica casi infantil, pero no está en su naturaleza ser parte de un equipo. Por eso, asesinó a Felix, a quien se supone debía de enseñar el arte de matar, y por eso casi mató a su mentora Dasha Durzan (Harriet Walter) al verse traicionada.



 Por su lado, Eve sigue atrapada en el mismo arco narrativo de las primeras dos temporadas: encargada de investigar un caso que se soluciona casi sin su intervención mientras que la obsesión por Villanelle le sigue malogrando la vida. También casi le cuesta la vida a su exesposo Niko Polastri (Owen McDonnell) pero se trata de un personaje tan foso que nadie se hubiera quejado de su muerte. Es verdad que Jodie Comer y Sandra Oh brillan son estrellas y brillan por sí solas sin importar la historia que les toque, pero la serie debería esforzarse para que el guión esté a la talla de sus figuras principales porque la mayor parte de la tercera temporada, el tiempo en el que Eve y Villanelle mantuvieron su distancia social, se sintió como un teaser constante de futuros encuentros que se venían interrumpidos. A la mitad de la temporada, en el tercer episodio,"Meetings Have Biscuits", Eve  y Villanelle se reencuentran en un bus. Eve aún tiene en su mente que la última vez que vio a Villanelle, la mujer le disparó en el estomago y la dejó moribunda en Italia, así que piensa que Villanelle quiere terminar el trabajo y la única forma de detenerla es distrayéndola con un beso. Probablemente, el primer beso más incomodo que alguna vez hayamos visto, pero cumple un doble propósito; impactar a Villanelle y dejarnos en ascua esperando un nuevo encuentro, pero después no las volvimos a ver interactuar de nuevo hasta el final de temporada.



 *Le pone play a “Slow Dancing in a Burning Room” de John Mayer* 

 Para cuando llegamos a este momento, Villanelle le ha encargado a Eve un paquete que la ayudará a ser libre. Para que se plasme la “danza” lenta tan característica de la serie, Eve y Villanelle se ven de nuevo en una sala de baile y tienen que bailar. El dialogo que sostienen mientras se balancean al ritmo lento de la música ya es un explicito reconociendo de una especie de relación no platónica. Villanelle incluso le pregunta a Eve si quiere ser como la pareja de adultos mayores que se encuentra frente ellas y Eve le responde que no llegarían a esa edad porque terminarían consumiéndose entre sí. Antes de que pudieran continuar la conversación, una agente de los Doce interrumpe la fiesta. Otra vez, la serie busca otra excusa para que las dos se reencuentren de nuevo, esta vez en la casa de Paul donde presencian a Carolyn sacándole una confesión a Konstatin Vasiliev (Kim Bodnia) sobre la muerte de Kenny, resolviendo el misterio que comenzó la temporada. Vale la pena aclarar que Konstantin no mató a Kenny, pero sí es responsable de que cayera del edificio ya que lo estaba amenazando por acercarse demasiado a los Doce. Finalmente, en la última escena, Eve y Villanelle sostienen una conversación sincera sobre su danza.


En otras series, la persecución del investigador hacia su presa, generalmente una mente asesina brillante, tiene que ver con una batalla intelectual o con una morbosa curiosidad, pero en la ecuación nunca estuvo presente una atracción. En “Killing Eve”, la atracción siempre ha estado presente no solo en el juego de la tensión sexual, sino también en la habilidad de cada una para leerse entre sí. La relación de Eve y Villanelle también ha ido evolucionando, de manera lenta, pero ha evolucionado; pasaron de enemigas a aliadas y ahora lo que sea que tengan va más allá del bien y el mal y de las conspiraciones en las que se ven involucradas. La temporada pasada, Villanelle manipuló a Eve para que matara y juntas puedan disfrutar el lado oscuro, pero ahora, cuando Eve le revela a Villanelle que tiene miedo de su monstruo interno, cuyo impulso sangriento está atado a Villanelle, Villanelle, que acepta que ella misma es un monstruo hermoso, la entiende porque su propio monstruo fue incitado por su madre y tras asesinarla hizo una evaluación de su vida y decidió que ya no quería matar más. Entonces, Villanelle decide ayudar a Eve aplicando otra vez la distancia social.



 Podemos interpretar ese final de varias maneras, aunque quizás el meme de Phoebe Waller-Bridge describiendo a la historia de "Fleabag", pero aplicada a “Killing Eve”, “This is a love story” es un poco exagerado y no describe exactamente la relación de Villanelle y Eve, además, si bien Waller-Bridge sigue siendo parte de la producción no ha estado muy involucrada en la tercera temporada y eso se nota. La tercera temporada estuvo a cargo de la showrunner Suzanne Heathcote. De todas formas, algunos podrán decir que Eve y Villanelle “por fin han hablado de sus sentimientos” o que Villanelle ha manipulado a Eve de nuevo porque, por el momento, no la necesita o que tras lo sucedido con Carolyn y Konstantin, Eve solo puede confiar en Villanalle y Villanelle solo puede confiar en Eve. Lo cierto es que la temporada ha sido muy errática y no ha tenido demasiada consistencia, pero desde antes que se estrenara la tercera temporada se anunció que la serie ha sido renovada para una cuarta así que no, la danza todavía no ha terminado…

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lunes, 8 de junio de 2020

#Homeland y #TheLoomingTower: Las diferencias y similitudes

La galardonada “Homeland” terminó luego de ocho temporadas. Tras una impresionante primera temporada, la serie tuvo sus altas y bajas, pero sobre todo, sobrevivió la muerte de Nicholas Brody (Damian Lewis), figura principal en las primeras tres temporadas y también evolucionó más allá de los juegos de espías ahondando en los conflictos políticos y las frágiles relaciones internacionales. La narrativa de “Homeland” tiene a su favor conjugar el realismo con la veracidad. Si bien es cierto, el estilo de “Homeland” se puede encontrar en series como la israelita “Prisoner of War”, una producción que es más que todo su predecesora, o como “The Americans”, centrado en un matrimonio de espías rusos que se hacen pasar por americanos en Washington DC, la serie más cercana en cuanto temática y narrativa es “The Looming Tower” que gira alrededor del trabajo de agentes que investigan la amenaza que representa Osama Bin Laden y Al-Qaeda en los 90. Incluso podríamos cometer el atrevimiento que considerar a “The Looming Tower” una especie de precuela involuntaria de “Homeland”. Aquí las diferencias y similitudes entre “Homeland y “The Looming Tower”. 



DIFERENCIA: Una mirada diferente del islam 

 Durante las cuatro primeras temporadas, el enemigo principal de “Homeland” fue Haissam Haqqani (Numar Acar), el líder talibán responsable de miles de muertes y el autor intelectual de crueles atentados. Pese a que a través de Carrie Mathison (Claire Danes) y Saul Berenson (Mandy Patinkin) se hacía un esfuerzo de separar la ideología terrorista de aquellos que practican la religión islam. En “Homeland” estaba claro quiénes eran los malos (los musulmanes) ya que eso ensalzaba la imagen de los buenos (los americanos). Por su lado, en “The Looming Tower”, el agente Ali Soufan (Tahar Rahim) practica la religión del islam lo que permite dar una visión más amplia y personal del conflicto entre un fiel creyente y los radicales que distorsionan las palabras del Corán para justificar sus crímenes. De hecho, en el último capítulo de “The Looming Tower”, Soufan es capaz de sacarle una confesión a uno de los miembros más altos de Al-Qaeda y lo hizo hablando sobre el Corán. 



 SIMILITUD: Interferencia política e intereses de poder 

 Tanto “Homeland” y “The Looming Tower” dan muestra de la interferencia política en las agencias de inteligencia y también del interés que ciertos grupos de poder que prefieren prolongar los conflictos en vez de resolverlos. En “Homeland”, Nicholas Brody llegó a ser vicepresidente pese a las sospechas acertadas de Carrie Mathison, además, en las últimas temporadas, sobre todo, podemos ver cómo el establishment no permite a Elizabeth Keane (Elizabeth Marvel) gobernar. Más adelante inclusive veríamos al esposo de Claire Danes, Hugh Dancy, darle vida a un asesor arribista influye en un inexperto presidente para que se vaya a la guerra solo porque sí. Por su lado, en “The Looming Tower”, una serie que está basada en hechos reales, vemos cómo la administración Bush le ponía todo tipo de trabas a la investigación del FBI y pese a no había ninguna evidencia que el gobierno de Saddam Hussein tenía armas de destrucción masiva o que si quiera tuvo algo que ver con los ataques terroristas del 11 de setiembre, igual Bush decidió invadir Irak bajo esos argumentos.



DIFERENCIA: Pasado, presente y futuro 

 “The Looming Tower” al ser una miniserie limitada basada en hechos reales no tenía el objetivo de retratar el futuro ni tampoco de predecirlo, simplemente se limitó a retratar de manera muy realista el pasado, mientras que “Homeland” sin proponérselo supo leer la dirección que el mundo tomaría luego de las tumultuosas elecciones presidenciales de Estados Unidos en el 2016. En ese sentido, “Homeland” tuvo arcos narrativos que involucraron las denominadas “fake news” y las granjas de trolls creadas por Rusia para desestabilizar la democracia americana. Se podría decir que “The Looming Tower” plasmó el pasado y “Homeland”, el presente y el futuro. 



 SIMILITUD: Los héroes que nadie escucho

 Carrie Mathison (Claire Danes) y John O’Neill (Jeff Daniels) son los héroes imperfectos de “Homeland” y “The Looming Tower”, respectivamente. Debido a su experiencia profesional y a su inteligencia, ambos personajes son capaces de ver el panorama claro casi desde el comienzo, pero debido a diferentes circunstancias, sus advertencias no tienen el nivel de resonancia necesaria para poder detener lo que se avecina. En el caso de Carrie fueron los cuestionamientos a su estado mental, especialmente, a su bipolaridad, y el hecho de que era una mujer determinada lo que hacía que la gente a su alrededor no confiara en su palabra, mientras que el comportamiento extravagante de O’Neil y su temperamento feroz causaban problemas con sus supervisores y los miembros de otras agencias, y de ese modo, los demás preferían ignorarlo pese a su esfuerzo para evitar los atentados del 11 de setiembre. Lo que hace la historia de John O’Neil más trágica es que tras renunciar al FBI aceptó trabajar como jefe de seguridad en las Torres Gemelas y falleció en el 11 de setiembre. En “Homeland”, luego que se confirmara que Brody era un terrorista, Saul Berenson comenzó a tener una fe ciega en Carrie hasta el final, pero probablemente era el único.



 DIFERENCIA: Saul Berenson y John O’Neill 

Saul Berenson y John O’Neill juegan un rol importante en ambas series; son los mentores y los protectores de Carrie Mathison y Ali Soufan, sus agentes predilectos, respectivamente. Pero hasta allí no más queda el parecido, en realidad, los dos no podían ser más diferentes entre sí. Mientras que Saul Berenson sabe que ejercer la diplomacia incluso en los momentos más difíciles, O’Neill siempre dice lo que piensa y hace escándalo cuando siente que es necesario. De hecho, O’Neill y Carrie tienen en común ser dos almas rebeldes que juegan con sus propias reglas mientras que Saul y Ali destacan más por su clama en tiempos violentos. 



 SIMITLUD: El lado oscuro de la CIA 

 Si bien en “The Looming Tower” se presenta a los agentes de la CIA como los principales obstáculos a los que se tiene enfrentarse el equipo del FBI, tenemos que tener en cuenta que Martin Schmid (Peter Sarsgaard) y Diane Marsh (Wrenn Schmidt) están llevando a cabo la misma investigación que el equipo liderado por John O’Neill pero a su propio modo y sabemos que el trabajo de la CIA tiene su lado oscuro. Durante el curso de “Homeland” hemos visto como Peter Quinn (Rupert Friend) y Carrie Mathison muchas veces no respetan nada, intervienen celulares y colocan cámaras de vigilancia sin una orden de jueces y también los hemos visto torturar y utilizar a diferentes personas. En ese sentido, “Homeland” y “The Looming Tower” nos muestran el trabajo sucio de la CIA, pero solo “Homeland” apela a la frase “el fin justifica los medios” como argumento para explicar las acciones de sus protagonistas. 



 DIFERENCIA: Hechos reales 

 En “Homeland” se puede teorizar que el personaje de Elizabeth Keane (Elizabeth Marvel) estuvo inspirado en Hillary Clinton, con ciertas libertades ficticias, por supuesto. Del mismo modo, es bastante obvio que Brett O’Keefe (Jake Weber) está basado en el conspirador Alex Jones, una figura controversial que cobró notoriedad tras propagar diferentes teorías conspiratorias en contra de Hillary Clinton en las elecciones presidenciales del 2016. Del mismo modo, la forma en la que terminó “Homeland” con Carrie Mathison en Rusia publicando un libro sobre los secretos de la CIA parece un paralelo con la historia de Edward Snowden. Sin embargo, la diferencia más evidente entre “Homeland” y “The Looming Tower” es que si bien en “The Looming Tower” dramatizan ciertos eventos, la historia está basada en hechos reales y la misma serie mezcla la ficción con la realidad incluyendo escenas reales de las coberturas del atentado a la embajada de Estados Unidos en Afganistán y del bombardeo que sufrió el USS Cole en el 2000. Asimismo, la serie tiene como protagonistas a personajes basados en personas reales como John O’Neill, Ali Soufan y Richard Clarke. También podemos ver a figuras importantes como George Tenet, director de la CIA, y la entonces asesora del presidente George Bush, Condoleeza Rice.


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jueves, 4 de junio de 2020

#Homeland T8: Prisionera de su país

Desde sus primeros episodios, “Homeland” supo retratar la paranoia y las secuelas psicológicas de Estados Unidos años después de los atentados del 11 de setiembre y también reflejó los desafíos del trabajo de las agencias de inteligencia tratando de defender a su país cuando en el mismo poder se ven intereses internos y externos que prefieren prologar los conflictos y las guerras. En medio del caos y de los juegos de espías, siempre ha estado nuestra heroína imperfecta que, a pesar de todo el sufrimiento que le ha generado servir a su país, sigue creyendo en el sueño americano. 



Se podría decir que “Homeland” tuvo dos vidas; las primeras temporadas que giraron alrededor de Nicholas Brody (Damian Lewis), el soldado que traicionó sus valores volviéndose terrorista, y las temporadas sin Brody, con Carrie Mathison (Claire Danes) y Saul Berenson (Mandy Patinkin) dedicados a salvaguardar la frágil democracia americana. Sin desmerecer la espectacular primera temporada, una de las mejores sino la mejor de la serie llena de tensión y ambigüedad, las tres últimas han sido de una calidad altísima y hasta se han sentido proféticas brindándonos una mira ucrónica de lo que hubiera sido un gobierno de Hillary Clinton con Rusia y la ultra-derecha intentando desestabilizarla. En la séptima entrega, tras una fuerte campaña de manipulación de información en las redes sociales, Rusia en conjunto con los seguidores de Brett O’Keefe (Jake Weber) logran que Elizabeth Keane (Elizabeth Marvel) renuncie a la presidencia para no seguir dividiendo al país.



 El showrunner de la serie, Alex Gansa, dijo que la temporada final regresaría a sus raíces; el trabajo de inteligencia en el medio oriente. En ese sentido, Saul recluta a Carrie para una última misión; ayudar a concretizar el acuerdo mundial, pero, como suele suceder en “Homeland”, algo sucede que genera hecha más fuego al incendio e intensifica el conflicto. De ese modo, justo después de anunciar el fin de la guerra, el presidente Warner (Beau Bridges) de Estados Unidos y el presidente Daoud (Chritopher Maleki) de Afganistán mueren en un accidente de helicóptero. Tras ambas muertes, los vicepresidentes que ascienden son el oportunista Ben Hayes (Sam Trammell) y el corrupto Abdul Qadir G'ulom (Mohammad Bakri), cada uno con planes que no involucran la resolución del conflicto. A esto hay que añadirle Jalal Haqqani (Elham Ehsas), el hijo del líder talibán Haissam Haqqani (Numan Acar), aprovecha para adjudicarse el haberse derribado el helicóptero para crear su propia reputación fuera de la sombra de su padre quien había acordado el cese de armas para alcanzar la paz. Se escuchan campanas de guerra. La única esperanza para que Estados Unidos no se vuelvan a meter una guerra sin sentido es la caja negra del helicóptero, pues, es la prueba de que la muerte de los presidentes fue un accidente. 



 En el periplo de encontrar la caja negra, Max Piotrowski (Maury Sterling) termina asesinado por los rebeldes pese a los esfuerzos de Carrie, quien se aliado con Yevgeny Gromov (Costa Ronin), un oficial superior de operaciones de GRU (Departamento Central de Inteligencia de Rusia). La muerte de Max es una raya más al tigre de las bajas que ha tenido que soportar Carrie en su línea de trabajo, sin embargo, esta vez la agencia lo abandonó a su suerte evidenciando, nuevamente, las triviales prioridades de la CIA que estaba más preocupada en capturar a Carrie porque la consideraba una persona de interés en el accidente del helicóptero. Alrededor de la séptima preguntamos, después de la muerte de Peter Quinn (Rupert Friend), me pregunte si era posible que en algún momento Carrie se convierta en “la nueva Brody”. Quizás la pregunta más exacta debió ser qué tiene que suceder para que Carrie se dé cuenta que no vale la pena tanto sacrificio por su país y que su complejo de salvadora le hace daño, pero la respuesta sería la misma; un rotundo nada. Carrie vive obsesionada con su misión. Durante años la hemos visto elegir esa vida, inclusive si eso significa sacrificar a su familia y hasta su cordura, pese a que ha sido desacreditada, ignorada, criticada y relegada. Uno de los clichés involuntarios y recurrentes en “Homeland” es que Carrie lo descifra todo primero, pero nadie le hace caso a tiempo. Lo que esta temporada demostró reiteradamente es que no hay nada que Carrie no haría por su país… aunque ahora, tampoco es que tuviera una opción; era el activo de Saul en Rusia o que EEUU vaya a la guerra. En un balance, Carrie entendía que sacrificar una persona, así sea la única mujer que brinda detalles de las actividades de Rusia, para evitar la muerte de millones de personas era lo correcto y sabemos que Carrie siempre hará lo que ella considera correcto sin importar el daño colateral, en este caso, le costó la vida de Anna Pomerantseva (Tatyana Mukha), la traductora del director del GRU. 



 El último capítulo se titula “Prisoners of War” en homenaje a la serie israelí del mismo nombre que sirvió como inspiración para las primeras temporadas, pero también como una especie de descripción de la vida de Carrie y Saul como prisioneros constantes de diferentes guerras internas y externas. “Homeland” termina con Carrie en Rusia con Yevgeny. La mujer siempre ha tenido una debilidad por hombres que tienen un lado oscuro marcado y de una ética moral bastante gris. En fin, parece que Carrie está bien en Rusia y hasta ha publicado un libro sobre los secretos de la CIA, mientras que Saul también ha dejado su puesto como asesor de seguridad en Washington. En la última escena, se nos confirma que Carrie sigue siendo “prisionera de su país”, pues, asumió el rol de Anna Pomerantseva y periódicamente le enviará información sobre las actividades del Kremlin. Esta era su forma de pedirle perdón a Saul y también cumplir una especie de penitencia autoimpuesta, otra vez, Carrie se ha sacrificado, esta vez, a largo plazo, no solo ha dejado a su hija de forma permanente, sino que todos la ven como una traidora. En cierto modo, la historia de Carrie termina siendo un eco a la vida real de Edward Snowden, elexempleado de la CIA que filtró información sobre los programas de espionaje secreto de las agencias de inteligencia americanas. Snowden es una figura controversial a quienes muchos ven como un héroe y otros como un traidor. En la actualidad se encuentra viviendo en Rusia.



El jazz es otro de los personajes entrañables de “Homeland”. Desde su opening, con un saxo inquietante que atormenta, hasta las escenas donde los personajes escuchan este género de música, hasta el final, el jazz ha estado presente. En la última secuencia, Carrie asiste a un concierto de jazz junto a Yevgeny. ”Truth” de Kamasi Washington nos deja una sensación agridulce, pero enigmática. El jazz nos está revelando del estado interior de Carrie; ella sabe lo que está haciendo, es una prisionera de su país, y continuara siéndolo pase lo que pase. Un comentario aparte Hugh Dancy, el esposo de Claire Danes, le dio vida a John Zabel, un digno representante de los elitistas que piensan que Estados Unidos debe tener mano dura con todos y meterse en todo tipo guerras, un tipo que se ganó el odio en una sola temporada y que era tan o más odioso que la insoportable Dana Brody (Morgan Saylor), al menos se le disculpaba a Dana porque era una adolescente, pero Zabel solo quería ver el mundo arder en llamas. Dancy no compartió ni una sola escena con Danes. 



 ¿Cuál es el legado de que deja “Homeland”? La reinversión. Se trata de una serie que supo plasmar las propias contradicciones de sus protagonistas y de su país ampliando el espectro de los buenos y los malos. Asimismo, supo diseccionar la política y las relaciones internacionales en diferentes momentos. Hace un par de años se les criticó que los antagonistas que tuvieron fueron solo musulmanes, tal vez por eso a partir de la sexta temporada la atención se enfocó al interior de Estados Unidos, un país prejuicioso cuyo status quo aborrece la idea de un cambio, mientras que en la séptima temporada, los responsables de los problemas era la ultra derecha y la granja de trolls creada por Rusia y en la última temporada; el verdadero enemigo de la paz son los intereses de los que están en el poder. Pero vale la pena aclarar que no se trata de una reivindicación, sino de una forma de reinventarse. Homeland, el Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, nació en el 2002 con la responsabilidad de proteger el territorio estadounidense de ataques terroristas. En ese sentido, la serie que lleva su modo nació con la idea de reflejar ese trabajo el cual también fue mutando con el paso del tiempo. 



 La serie de “The Looming Tower”, basado en el libro Lawrence Wright, nos muestra la feroz rivalidad entre la CIA y el FBI pudo haber facilitado los atentados del 11 de setiembre ya que, en lugar de colaborar en una investigación conjunta, cada uno se fue por su lado saboteando al otro. “The Looming Tower”, que se estrenó en el 2018, parece la precuela involuntaria de “Homeland”. Recordemos que desde su inicio, por allá en el 2011, “Homeland” se ha especializado en ser un thriller psicológico y político dando una vista del trabajo sucio de los espías, de las agendas útiles de los gobiernos turbios y de la negligencia e incapacidad de las agencias de inteligencia, además de la complicidad de los políticos y los medios. La licencia dramática más exagerada de la serie es el nivel de compromiso de su indomable heroína que no siempre logra salvar el día, pero salva la democracia y evita la guerra, pese a que el mundo esté en su contra.

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