La tercera temporada de “Killing Eve” se estrenó en medio de la pandemia generada por el coronavirus, justo cuando se hablaba de la “danza” y el “martillo” como una estrategia para pelear contra la propagación del Covid-19 y aplanar la curva de contagiados. La serie, que ni si quiera se había imaginado que un virus iba a detener al mundo, decidió que lo mejor que podía hacer esta temporada era que sus protagonistas la ex agente del MI6, Eve Polastri (Sandra Oh) y la asesina más peligrosa de Rusia, Villanelle (Jodie Comer), apliquen una distancia social apropiada hasta que puedan averiguar qué viene después de la “danza”.
¡Mataron a Kenny!
Después de Eve Polastri (Sandra Oh) y Villanelle (Jodie Comer), Kenny (Sean Delany) era el personaje favorito de la audiencia. Por eso, fue un shock que la serie decidiera que fuera la primera víctima de la temporada, pero tenía sentido, si algo iba a hacer que Eve dejara su hibernación autoimpuesta iba a ser tan grave como un posible asesinato sin resolver. Y con un elenco tan pequeño era él o Carolyn (Fiona Shaw) y siendo Carolyn el nexo entre el mundo de los espías y Eve, pues, solo quedaba Kenny. Entonces, a penas vimos el primer plano del muerto fue como revivir en carne propia la frase popular de “South Park”: “Dios mío, mataron a Kenny. ¡Hijos de puta!” Pero en realidad, la muerte de Kenny es una excusa para que Eve vuelva a la vida de Carolyn y también para que siga investigando los tentáculos de los Doce, una organización criminal que tiene infiltrados en todos lados, pero cuya finalidad es un misterio. En realidad, es obvio que los Doce es el enemigo en común de Eve y Villanelle, y, por ende, la excusa más simple para que las historias de Eve y Villanelle se crucen una y otra vez y la tercera temporada es otra excusa para seguir alargando ese baile fascinante entre las dos.
Toda la serie gira alrededor de esa danza perpetua e intoxicante de persecución e intrigas entre Eve y Villanelle. Este baile es una variación del juego del gato y el ratón, pero con el twist del magnetismo de la tentación y la seducción de sus protagonistas. No importa lo que suceda, ni lo incongruente que resulte la historia, la danza es y seguirá siendo lo más atractivo de la serie. Pero la serie necesita tener algo más que el simple baile para sobrevivir. Necesita una dirección, una evolución o involución, objetivos, algo independiente de Eve y Villanelle como conjunto, pero enfocado en ellas como seres individuales. Un buen ejemplo de esta idea es que el mejor capítulo de la temporada, "Are You From Pinner?", no está enfocado en nuestro dúo dinámico, sino solo en Villanelle y en su visita a su hermano en Rusia. Dudo mucho que la serie quiera o le convenga embarcar a Villanelle en un camino de reivindicación, pero este capítulo quiso insertarnos esa idea, para después darnos un buen martillazo al final cuando Villanelle asesina a su propia madre. Entonces, entendemos por dónde iba la historia… era más la curiosidad de ahondar en su pasado que la necesidad de buscar una explicación por sus tendencias violentas. Villanelle es un unicornio en el amplio mundo de asesinos en series, se divierte matando a alguien con una picardía diabólica casi infantil, pero no está en su naturaleza ser parte de un equipo. Por eso, asesinó a Felix, a quien se supone debía de enseñar el arte de matar, y por eso casi mató a su mentora Dasha Durzan (Harriet Walter) al verse traicionada.
Por su lado, Eve sigue atrapada en el mismo arco narrativo de las primeras dos temporadas: encargada de investigar un caso que se soluciona casi sin su intervención mientras que la obsesión por Villanelle le sigue malogrando la vida. También casi le cuesta la vida a su exesposo Niko Polastri (Owen McDonnell) pero se trata de un personaje tan foso que nadie se hubiera quejado de su muerte. Es verdad que Jodie Comer y Sandra Oh brillan son estrellas y brillan por sí solas sin importar la historia que les toque, pero la serie debería esforzarse para que el guión esté a la talla de sus figuras principales porque la mayor parte de la tercera temporada, el tiempo en el que Eve y Villanelle mantuvieron su distancia social, se sintió como un teaser constante de futuros encuentros que se venían interrumpidos. A la mitad de la temporada, en el tercer episodio,"Meetings Have Biscuits", Eve y Villanelle se reencuentran en un bus. Eve aún tiene en su mente que la última vez que vio a Villanelle, la mujer le disparó en el estomago y la dejó moribunda en Italia, así que piensa que Villanelle quiere terminar el trabajo y la única forma de detenerla es distrayéndola con un beso. Probablemente, el primer beso más incomodo que alguna vez hayamos visto, pero cumple un doble propósito; impactar a Villanelle y dejarnos en ascua esperando un nuevo encuentro, pero después no las volvimos a ver interactuar de nuevo hasta el final de temporada.
*Le pone play a “Slow Dancing in a Burning Room” de John Mayer*
Para cuando llegamos a este momento, Villanelle le ha encargado a Eve un paquete que la ayudará a ser libre. Para que se plasme la “danza” lenta tan característica de la serie, Eve y Villanelle se ven de nuevo en una sala de baile y tienen que bailar. El dialogo que sostienen mientras se balancean al ritmo lento de la música ya es un explicito reconociendo de una especie de relación no platónica. Villanelle incluso le pregunta a Eve si quiere ser como la pareja de adultos mayores que se encuentra frente ellas y Eve le responde que no llegarían a esa edad porque terminarían consumiéndose entre sí. Antes de que pudieran continuar la conversación, una agente de los Doce interrumpe la fiesta. Otra vez, la serie busca otra excusa para que las dos se reencuentren de nuevo, esta vez en la casa de Paul donde presencian a Carolyn sacándole una confesión a Konstatin Vasiliev (Kim Bodnia) sobre la muerte de Kenny, resolviendo el misterio que comenzó la temporada. Vale la pena aclarar que Konstantin no mató a Kenny, pero sí es responsable de que cayera del edificio ya que lo estaba amenazando por acercarse demasiado a los Doce. Finalmente, en la última escena, Eve y Villanelle sostienen una conversación sincera sobre su danza.
En otras series, la persecución del investigador hacia su presa, generalmente una mente asesina brillante, tiene que ver con una batalla intelectual o con una morbosa curiosidad, pero en la ecuación nunca estuvo presente una atracción. En “Killing Eve”, la atracción siempre ha estado presente no solo en el juego de la tensión sexual, sino también en la habilidad de cada una para leerse entre sí. La relación de Eve y Villanelle también ha ido evolucionando, de manera lenta, pero ha evolucionado; pasaron de enemigas a aliadas y ahora lo que sea que tengan va más allá del bien y el mal y de las conspiraciones en las que se ven involucradas. La temporada pasada, Villanelle manipuló a Eve para que matara y juntas puedan disfrutar el lado oscuro, pero ahora, cuando Eve le revela a Villanelle que tiene miedo de su monstruo interno, cuyo impulso sangriento está atado a Villanelle, Villanelle, que acepta que ella misma es un monstruo hermoso, la entiende porque su propio monstruo fue incitado por su madre y tras asesinarla hizo una evaluación de su vida y decidió que ya no quería matar más. Entonces, Villanelle decide ayudar a Eve aplicando otra vez la distancia social.
Podemos interpretar ese final de varias maneras, aunque quizás el meme de Phoebe Waller-Bridge describiendo a la historia de "Fleabag", pero aplicada a “Killing Eve”, “This is a love story” es un poco exagerado y no describe exactamente la relación de Villanelle y Eve, además, si bien Waller-Bridge sigue siendo parte de la producción no ha estado muy involucrada en la tercera temporada y eso se nota. La tercera temporada estuvo a cargo de la showrunner Suzanne Heathcote. De todas formas, algunos podrán decir que Eve y Villanelle “por fin han hablado de sus sentimientos” o que Villanelle ha manipulado a Eve de nuevo porque, por el momento, no la necesita o que tras lo sucedido con Carolyn y Konstantin, Eve solo puede confiar en Villanalle y Villanelle solo puede confiar en Eve. Lo cierto es que la temporada ha sido muy errática y no ha tenido demasiada consistencia, pero desde antes que se estrenara la tercera temporada se anunció que la serie ha sido renovada para una cuarta así que no, la danza todavía no ha terminado…
También puedes leer:
-#KillingEve T2: Relaciones peligrosas
-#KillingEve: La asesina encantadora
Después de Eve Polastri (Sandra Oh) y Villanelle (Jodie Comer), Kenny (Sean Delany) era el personaje favorito de la audiencia. Por eso, fue un shock que la serie decidiera que fuera la primera víctima de la temporada, pero tenía sentido, si algo iba a hacer que Eve dejara su hibernación autoimpuesta iba a ser tan grave como un posible asesinato sin resolver. Y con un elenco tan pequeño era él o Carolyn (Fiona Shaw) y siendo Carolyn el nexo entre el mundo de los espías y Eve, pues, solo quedaba Kenny. Entonces, a penas vimos el primer plano del muerto fue como revivir en carne propia la frase popular de “South Park”: “Dios mío, mataron a Kenny. ¡Hijos de puta!” Pero en realidad, la muerte de Kenny es una excusa para que Eve vuelva a la vida de Carolyn y también para que siga investigando los tentáculos de los Doce, una organización criminal que tiene infiltrados en todos lados, pero cuya finalidad es un misterio. En realidad, es obvio que los Doce es el enemigo en común de Eve y Villanelle, y, por ende, la excusa más simple para que las historias de Eve y Villanelle se crucen una y otra vez y la tercera temporada es otra excusa para seguir alargando ese baile fascinante entre las dos.
Toda la serie gira alrededor de esa danza perpetua e intoxicante de persecución e intrigas entre Eve y Villanelle. Este baile es una variación del juego del gato y el ratón, pero con el twist del magnetismo de la tentación y la seducción de sus protagonistas. No importa lo que suceda, ni lo incongruente que resulte la historia, la danza es y seguirá siendo lo más atractivo de la serie. Pero la serie necesita tener algo más que el simple baile para sobrevivir. Necesita una dirección, una evolución o involución, objetivos, algo independiente de Eve y Villanelle como conjunto, pero enfocado en ellas como seres individuales. Un buen ejemplo de esta idea es que el mejor capítulo de la temporada, "Are You From Pinner?", no está enfocado en nuestro dúo dinámico, sino solo en Villanelle y en su visita a su hermano en Rusia. Dudo mucho que la serie quiera o le convenga embarcar a Villanelle en un camino de reivindicación, pero este capítulo quiso insertarnos esa idea, para después darnos un buen martillazo al final cuando Villanelle asesina a su propia madre. Entonces, entendemos por dónde iba la historia… era más la curiosidad de ahondar en su pasado que la necesidad de buscar una explicación por sus tendencias violentas. Villanelle es un unicornio en el amplio mundo de asesinos en series, se divierte matando a alguien con una picardía diabólica casi infantil, pero no está en su naturaleza ser parte de un equipo. Por eso, asesinó a Felix, a quien se supone debía de enseñar el arte de matar, y por eso casi mató a su mentora Dasha Durzan (Harriet Walter) al verse traicionada.
Por su lado, Eve sigue atrapada en el mismo arco narrativo de las primeras dos temporadas: encargada de investigar un caso que se soluciona casi sin su intervención mientras que la obsesión por Villanelle le sigue malogrando la vida. También casi le cuesta la vida a su exesposo Niko Polastri (Owen McDonnell) pero se trata de un personaje tan foso que nadie se hubiera quejado de su muerte. Es verdad que Jodie Comer y Sandra Oh brillan son estrellas y brillan por sí solas sin importar la historia que les toque, pero la serie debería esforzarse para que el guión esté a la talla de sus figuras principales porque la mayor parte de la tercera temporada, el tiempo en el que Eve y Villanelle mantuvieron su distancia social, se sintió como un teaser constante de futuros encuentros que se venían interrumpidos. A la mitad de la temporada, en el tercer episodio,"Meetings Have Biscuits", Eve y Villanelle se reencuentran en un bus. Eve aún tiene en su mente que la última vez que vio a Villanelle, la mujer le disparó en el estomago y la dejó moribunda en Italia, así que piensa que Villanelle quiere terminar el trabajo y la única forma de detenerla es distrayéndola con un beso. Probablemente, el primer beso más incomodo que alguna vez hayamos visto, pero cumple un doble propósito; impactar a Villanelle y dejarnos en ascua esperando un nuevo encuentro, pero después no las volvimos a ver interactuar de nuevo hasta el final de temporada.
*Le pone play a “Slow Dancing in a Burning Room” de John Mayer*
Para cuando llegamos a este momento, Villanelle le ha encargado a Eve un paquete que la ayudará a ser libre. Para que se plasme la “danza” lenta tan característica de la serie, Eve y Villanelle se ven de nuevo en una sala de baile y tienen que bailar. El dialogo que sostienen mientras se balancean al ritmo lento de la música ya es un explicito reconociendo de una especie de relación no platónica. Villanelle incluso le pregunta a Eve si quiere ser como la pareja de adultos mayores que se encuentra frente ellas y Eve le responde que no llegarían a esa edad porque terminarían consumiéndose entre sí. Antes de que pudieran continuar la conversación, una agente de los Doce interrumpe la fiesta. Otra vez, la serie busca otra excusa para que las dos se reencuentren de nuevo, esta vez en la casa de Paul donde presencian a Carolyn sacándole una confesión a Konstatin Vasiliev (Kim Bodnia) sobre la muerte de Kenny, resolviendo el misterio que comenzó la temporada. Vale la pena aclarar que Konstantin no mató a Kenny, pero sí es responsable de que cayera del edificio ya que lo estaba amenazando por acercarse demasiado a los Doce. Finalmente, en la última escena, Eve y Villanelle sostienen una conversación sincera sobre su danza.
En otras series, la persecución del investigador hacia su presa, generalmente una mente asesina brillante, tiene que ver con una batalla intelectual o con una morbosa curiosidad, pero en la ecuación nunca estuvo presente una atracción. En “Killing Eve”, la atracción siempre ha estado presente no solo en el juego de la tensión sexual, sino también en la habilidad de cada una para leerse entre sí. La relación de Eve y Villanelle también ha ido evolucionando, de manera lenta, pero ha evolucionado; pasaron de enemigas a aliadas y ahora lo que sea que tengan va más allá del bien y el mal y de las conspiraciones en las que se ven involucradas. La temporada pasada, Villanelle manipuló a Eve para que matara y juntas puedan disfrutar el lado oscuro, pero ahora, cuando Eve le revela a Villanelle que tiene miedo de su monstruo interno, cuyo impulso sangriento está atado a Villanelle, Villanelle, que acepta que ella misma es un monstruo hermoso, la entiende porque su propio monstruo fue incitado por su madre y tras asesinarla hizo una evaluación de su vida y decidió que ya no quería matar más. Entonces, Villanelle decide ayudar a Eve aplicando otra vez la distancia social.
Podemos interpretar ese final de varias maneras, aunque quizás el meme de Phoebe Waller-Bridge describiendo a la historia de "Fleabag", pero aplicada a “Killing Eve”, “This is a love story” es un poco exagerado y no describe exactamente la relación de Villanelle y Eve, además, si bien Waller-Bridge sigue siendo parte de la producción no ha estado muy involucrada en la tercera temporada y eso se nota. La tercera temporada estuvo a cargo de la showrunner Suzanne Heathcote. De todas formas, algunos podrán decir que Eve y Villanelle “por fin han hablado de sus sentimientos” o que Villanelle ha manipulado a Eve de nuevo porque, por el momento, no la necesita o que tras lo sucedido con Carolyn y Konstantin, Eve solo puede confiar en Villanalle y Villanelle solo puede confiar en Eve. Lo cierto es que la temporada ha sido muy errática y no ha tenido demasiada consistencia, pero desde antes que se estrenara la tercera temporada se anunció que la serie ha sido renovada para una cuarta así que no, la danza todavía no ha terminado…
También puedes leer:
-#KillingEve T2: Relaciones peligrosas
-#KillingEve: La asesina encantadora
No hay comentarios:
Publicar un comentario