La última temporada de “New Girl” fue un completo fanservice a manera de retribución a su público por su constante apoyo. Antes de que la serie terminara, “ScreenPrism” publicó un videoensayo titulado “New Girl: Farewell to the adorkable era” (Adiós a la era adorkable –una combinación de adorable e incómodo-) donde explicaban que esta comedia logró capturar la vida de un grupo de treintañeros en la época post recesión de Estados Unidos después de la crisis del 2008.
La mayoría de series reflejan los tiempos en los que viven se valen de las referencias a la cultura pop, del mundo del entretenimiento y de la moda del momento. Por lo general, las comedias tratan de alejarse de lo político o por lo menos no lo tocan de una manera directa. En “Friends”, que se desarrolló en los 90’s, vemos una estabilidad económica que hizo que cada uno de los personajes alcanzaran un buen lugar en el plano laboral, y por su parte, “How I met your mother” encapsuló la nostalgia de un país estabilizado años después de los ataques del 11 de setiembre. A “New Girl” le tocó estar en un tiempo extraño porque además de la crisis, estuvo en medio de la transición del mundo televisivo al boom del streaming y también como “ScreenPrism” lo titula, se pasó de una era incómodamente adorable a un tiempo lleno de cambios políticos y sociales. En ese sentido, en su comedia, la serie insertó situaciones desagradables como el desempleo y la falta de preocupación por el futuro en sus historias de una manera orgánica resaltando algo positivo dentro de tanta incertidumbre y además para su última entrega, decidió saltarse toda la “era Trump”.
A algunas series les cuesta encontrar su tono en la primera temporada, “New Girl” sobrevivió lo suficiente para encontrar su tono ideal entre la tercera y la cuarta temporada, ¿y cómo lo hizo? Bueno, precisamente fue mediante la adaptación no solo a su época sino a sí mismo. En sus primeras temporadas, la serie trató de capitalizar el éxito del personaje de Zooey Deschanel en “500 days of summer” pero al darse cuenta que su propia protagonista, Jess Day, caía un poco pesada con cada nuevo episodio hicieron unos cuantos retoques y a través del humor caricaturizaron el cliché de la chica hispter perfecta. Asimismo, el concepto se fue alejando de “la chica nueva” y se fue concentrando más en el grupo. La serie tuvo problemas al escribir a Nick (Jake Johnson) y Jess cómo pareja y tras su rompimiento, “New Girl” se volvió a adaptar a su nueva realidad; la pareja principal de la serie no era Nick y Jess sino Schmidt (Max Greenfield) y Cece (Hannah Simone). Del mismo modo, recién con Coach (Damon Wayans, Jr) yendo y viniendo de la serie, Winston (Lamorne Morris) no sabía exactamente cuál iba a ser su rol hasta que los escritores finalmente descifraron que le quedaba a la perfección ser el amigo de gustos extraños.
La última temporada de “New Girl” podría haber sido un simple trámite, básicamente ya todos los arcos estaban resueltos; Cece y Schmidt tienen una hija, Winston también tenía un bebé en camino y Jess y Nick se reconciliaron, y sin embargo, los capítulos finales vuelven adaptarse no a la época, sino a lo que sus seguidores querían; una despedida apropiada. Después de haberme quejado y criticado a “New Girl”, lo mejor que pudo hacer Fox es dejar que se despidieran a su modo y en su tiempo. Como dice “ScreenPrims”, “New Girl” marca el fin de la era “adorkable”, tenía que terminar porque ya no había a dónde más ir, porque ahora la comedia es mucho más ácida y cruel y pero se va de una tan manera sencilla, simple y humilde que siempre recordaremos a la “Chica nueva” y a sus amigos.
El mejor episodio de la temporada es "Mario" donde Jess y Nick adoptan a un perro.
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