“Maniac”, la serie protagonizada por Emma Stone y Jonah Hill y dirigida por Cary Fukunaga da una mirada nostálgica de la soledad y de la amistad una vez que se sobrepone de sus problemas de letargo narrativo y su distractora atmósfera ochentera y futurística.
Es un poco difícil de explicar de qué diablos se trata “Maniac”. Un resumen simplificado podría ser gira alrededor de dos personas con una inesperada conexión que se encuentran en un extraño experimento que los hace enfrentarse a sus mayores miedos y en el proceso ambos terminan ayudándose entre sí, sin embargo, estaría obviando varias cosas importantes como las simulaciones de una computadora con sentimientos que manipula todo porque está sufriendo por la muerte del doctor del que estaba enamorada.
Más allá de la espectacularidad visual y de evocar otras producciones surreales, porque sí pareciera que “Maniac” tiene algo para todos, es un poco “Black Mirror”, un poco “Eterno resplandor de una mente sin recuerdos”, un poco de “Matrix”, un poco de comedia, un poco de fantasía, un poco “The Leftovers”, y hasta es un poco incómodo en sus primeros tres episodios introductorios, lo cierto es que el corazón de la serie está en sus protagonistas; el joven esquizofrénico, Owen, interpretado por un magistral Jonah Hill esta vez completamente alejado de la comedia, y Annie (Emma Stone), una adicta que se desconecta de la realidad mediante una droga para no sentir la muerte de su hermana. De ese modo podemos ver a “Maniac” como una conjunción de géneros cuya excentricidad le permite vanagloriarse de su estilo audiovisual y lucirse con los rangos actorales de sus figuras principales y hasta secundarias, cómo no admirar a Sally Field o a Justin Theroux. Sin embargo, la miniserie sí peca de ambiciosa, le sobran episodios y simulaciones que no aportan nada pero al menos hace el intento de centrarse en el peso de la soledad y la culpa de Owen y Annie y no pretende resolver la soledad a través de una falsa esperanza del amor salvador o superar una tragedia a través de una terapia para nada convencional. Al contrario, el experimento fracasa y tanto Owen como Annie solo aprenden a convivir con sus emociones y a menguar la soledad por medio de la amistad.
Se puede sentir "Maniac" como una producción de Wes Anderson gracias a su atmosfera melancólica, especialmente, las escenas en el laboratorio en donde también prima una honda retro y otra parte se siente como “Eterno resplandor de una mente sin recuerdos” de Michel Gondry, por los viajes en los cerebros laberinto de dos personas y también se siente a “The Discovery “ de Charlie McDowell ya que se trata de una idea genial pero que a veces se queda en la nebulosa. Pero lo que sí queda claro es que "Maniac" se siente así se disfrute o no.
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