La pelicula de Damien Chazelle es un homenaje a los musicales de antaño, a la magia del cine, pero sobre todo al jazz. Se trata de una historia simple; dos artistas que se enamoran y que se impulsan a cumplir sus propios sueños, sin embargo, la verdadera de historia de amor en la película no es entre Sebastían y Mía sino entre Sebastián y el jazz y Mía y la actuación.
La yuxtaposición entre la actuación y el jazz
En "La la land", Ryan Gosling interpreta a Sebastian, un pianista admirador del jazz que sueña con abrir su propio club, mientras que Emma Stone hace Mia, una camarera que sueña con aspiraciones de ser una actriz, ambos se conocen y comienzan una relación en donde no hay ningún obstáculo amenazante que arriesgue su amor. "La la land" disfruta de los momentos simples y felices de la pareja, resalta la magia de enamorarse y se reserva hasta el final los problemas y las dudas de Sebastian y Mía. Cuando Mia le confiesa a Seb que no entiende el jazz, él se propone introducirla al mundo del jazz y como él mismo lo describe, el jazz es más que una canción es un filosofía artística en donde prima la improvisación y las emociones. Según Seb, que también lo explica en el film, un músico compone, escribe e interpreta, todo al mismo tiempo mientras toca una canción de jazz, por su lado, un verdadero actor, no solo escenifica lo que está en el guión, se mete en la piel del papel y crea una vida ficticia. En ese sentido, el jazz al igual que la actuación son expresiones artísticas cuyo objetivo es provocar y evocar sentimientos.
La historia de amor no solo es la que vemos entre Sebastian y Mía, sino la que los dos tienen con sus propios sueños e incluso sus momentos de crisis. Seb venera a los que revolucionaron el jazz y se muestra desconfiado a las nuevas propuestas que pudieran alterar la esencia del jazz, después de pasar por varios castings, Mía se da por vencida y ya no quiere volver a actuar. Seb y Mia no tienen obstáculos como pareja, los obstáculos los tienen sus sueños, y es la pasión por los mismos que hacen que los dos retornen a sus amores artísticos; el jazz y la actuación. Seb inspira a Mia del mismo modo que Mia lo inspira a él, ambos están conectados por el arte y por el amor, no hay duda que los dos se aman, no obstante, sus sueños son los que terminan por separarlos casualmente. Mia logra obtener un papel que la lleva a Paris gracias al monologo que escribió impulsada por Seb y Seb reevalúa su vida luego de una conversación con Mia respecto a la música que está tocando y es que Mia logró entender y apreciar el jazz a través los ojos de Seb y puede ver que él no está feliz ni satisfecho con la música que está tocando ni el pertenecer a una banda comercial.
Así que el filme termina de una forma realista en el plano romántico, Seb y Mía no se quedan juntos, pero han logrado alcanzar sus sueños; Seb tiene su club de jazz y Mia es una actriz reconocida. Es una historia de amor, solo que el amor hacia el arte. Como la propia Emma Stone lo dijo en su discurso al ganar el globo de oro por hacer de Mia; "La la land" es una película para soñadores, pero sobre todo es un homenaje al arte.
Homeland: El jazz en el terror
¿Qué diablos tiene que ver "Homeland" con "La la land"? Bueno, el punto que tienen en común es el jazz. "Homeland" es una de las pocas series que se vale del jazz para impactar. De hecho, en varias oportunidades vemos a Carrie Mathison escuchar a Thelonius Monk, pero el uso del jazz va a más allá del soundtrack, muchas de estas canciones sirven para reflejar el estado mental de los personajes y al mismo tiempo son un símbolo de los diferentes métodos de trabajo de inteligencia de Carrie y de Saul. El caótico y talentoso pianista Thelonious
Monk ayuda a plasmar la bipolaridad de Carrie con sus notas altas y bajas en escenas claves, mientras que John Coltrane es perfecto para evidenciar que incluso en los momentos difíciles, Saul se apoya en la calma para tomar sus decisiones. Solo eso, vale la pena destacarlo.