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viernes, 14 de junio de 2019

#Whatif (#Dilema): Why, Rene, Why?

“What/if” (Dilema) de Netflix es otro caso dramático de “cuando malas series les sucede a buenas actrices”. Le pasó a Naomi Watts en ese desastre llamado “GYPSY”, un seudo thriller psicológico, y ahora le pasa a Renée Zellweger en una serie antológica de dramática disque neo-noir. Casi podría demandarse a Netflix por la publicidad engañosa ya que el producto que ofrecían en su misteriosa y sensual promoción es completamente diferente a lo que vemos en la plataforma streaming. A lo mucho se supone que sería algo así como una especie de versión actual de “Una propuesta indecente” con una enigmática Renée Zellweger en lo que sería el rol de Robert Redford, pero cuando terminas de ver la serie resulta que nadie te devolverá esas horas perdidas. 



 En el primer capítulo, el matrimonio Donovan, Lisa (Jane Levy) y Sean (Blake Jenner), incluso comentan lo parecido que es la proposición de Anne Montgomery (Renée Zellweger) con la película noventera ya que ella planteaba pasar una noche con Sean a cambio de la financiación de la empresa de Lisa. El comentario meta daba entender lo ingeniosos que eran los dos para no caer en la trampa. Sin embargo, lo que sigue en adelante es una historia repleta de clichés absurdos que intenta con ahínco ser intrigante e innovadora pero cuya trama con personajes unidimensionales no generan ni un solo meme. Y si tu serie produce memes, prácticamente, no existes. El problema es que el juego que propone Anne Montgomery debería envenenar a Lisa y a Sean, llevarlos al punto de explorar su lado oscuro, cambiarles la visión que tienen por completo de la vida, debería, en otras palabras, distorsionar su compás moral y generar consecuencias retorcidas, pero no, los personajes han sido escritos de manera tan irreal que hasta sus defectos son adorables, lo que sería perfecto para una serie de la CW pero no para una serie en Netflix que puede profundizar en las inseguridades y los demonios internos de sus personajes más allá del bien y el mal. 

Fuente: What/If (Netflix)

No podemos cuestionar la decisión de Lisa de aceptar el dinero de Anne porque su empresa tiene el fin de crear una cura para un tipo de cáncer de niños, tampoco podemos criticar a Sean porque, aunque mató a alguien, jamás tuvo un ademan evidenciando su tendencia violenta. En realidad, el chico no representa un peligro para nadie. Y lo mismo con los personajes secundarios que bastante aburridos son y tienen arcos independientes al principal. O sea, si adelantas sus escenas no te pierdes de mucho. 

Fuente: What/If (Netflix)

 La guerra entre Anne y Lisa termina con un empate; Anne le reveló a Lisa que es su madre biológica y todo lo que ha sucedido (las implicancias de su trato) es parte de su maquiavélico plan para que Lisa alcance todo su gran potencial y Lisa aprende de las estrategias de Anne para jugar sucio a la par que va convirtiéndose en una exitosa empresaria. Si bien “What/If” se siente como “GYPSY”, gracias a su fotografía elegante, a la elección de actrices de renombres como protagonistas y a sus guiones soporíferos, el creador de “What/if” es Mike Kelley, más conocido por su trabajo en “Revenge”, la adaptación americana de “El Conde de Montecristo”, lo que explica la fascinación por el melodrama y la relación perturbadora entre el dúo principal, pues, así como Emily y Victoria querían aniquilarse entre sí, Anne y Lisa intentan superarse la una a la otra con astucia. 

 Incluso el actor de “Revenge”, Gabriel Mann, tiene un rol menor en “Dilema”.  
Fuente: What/If (Netflix)

No se le puede criticar nada a Renée Zellweger ya que su actuación la mejor parte de la serie teniendo en cuenta el material que tuvo a su alcance. La primera temporada o la primera parte (¿?) resuelve todos los conflictos, así que realmente no sé por qué habría que martirizarnos con una segunda parte o una nueva temporada, pero bueno… con Netflix nunca se sabe. De todas formas, “What/If” quiere que nos preguntemos cuánto cambiaría nuestra noción de “lo correcto” frente a una situación turbia que podría beneficiarnos y también pretende transformarse en un comentario social sobre la falta de ética en los grandes negocios capitalistas. Sin embargo, en lugar de preguntarnos “What/if” terminamos en la mente con un “Why, Renée, Why?”

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domingo, 16 de julio de 2017

#GYPSY: El decepcionante guión de la autodestrucción

No es muy buena señala que me tome toda una vida terminar una serie, sobre todo cuando se trata de un thriller de temática oscura y psicológica con una gran cuota sexual, pero cuando una serie no te atrapa en los dos primeros capítulo, no te atrapa nunca.



 Why, Naomi, Why 

En "GYPSY", Naomi Watts le da vida a Jean, una terapeuta con un alterego llamado Diane con el se mete en la vida de las personas relacionadas a sus pacientes. De modo que en teoría Jean es una especie de antiheroína a la que le gusta manipular a los demás porque está… ¿inconforme con su propia vida o simplemente porque está aburrida? No sé, según su propia protagonista, Jean busca sentirse viva mediante la autodestrucción. Okay, bueno, sigamos esa premisa, para que funcione esta idea necesitamos la intriga, necesitamos tensión, necesitamos adrenalina, momentos de peligros… necesitamos sentir algo y ese es el problema principal de la serie ya que para ser un thirller no genera ningún tipo de emoción. Los capítulos, aunque estéticos, son muy lentos, los personajes secundarios son poco interesantes y lo único que salva la serie es Naomi Watts, sin embargo, ya sabíamos que era una buena actriz, entonces, realmente no parece ser un gran mérito. 



Quizás lo único que tiene sentido es la conexión de Jean con Sydney, la ex de uno de sus pacientes. Jean no solo quiere entender por qué su paciente está obsesionado con Syndey, quiere experimentarlo y castigarla por eso. Sydney es tan nociva como Jean y de un modo retorcido, los dos aniquilan sus defensas entre sí. La atracción es tóxica, la química entre Sydney y Jean es electrizante, pero no es tan sexy como quisiera ser o como podría ser, todo gracias a la directora Sam Taylor-Johnson, la misma que dirigió "Ciencuenta Sombras de Grey" y quien necesita un par de lecciones para grabar escenas de sexo que logren transmitir algo, cualquier cosa. En ese sentido, lo que se convierte en lo más llamativo de la serie, el affair entre estas dos mujeres, tampoco es lo suficiente para enganchar por más turbulenta que pueda ser la relación. Y para colmo los momentos “sexy” se rompen con los ataques de ansiedad de Jean o sus exabruptos hirientes.



Tomemos por ejemplo "The Affair", la atracción de Noah y Alison es tan enfermiza y ciega que los absorbe hacia un espiral autodestructivo, la lujuria se les escapa de las manos y eso hace que tomen muy malas decisiones. En "GYPSY" debería ser así también, pero la serie no se enfoca en una relación adultera, lo de Jean y Sydney es una subhistoria, la serie se trata de Jean y lo que sea que hace con sus pacientes y su familia. 


"GYPSY" sufre del mismo problema de "Batman v Superman", plantea ideas e historias interesantes; la complicada relación de Jean con su madre, su tendencia de ser la salvadora para una adicta, la esposa celosa y dependiente, los deseos ocultos incontenibles, la dualidad de Jean y Diane, pero ninguna tiene un desarrollo que lleve a un punto de clímax. Quizás le hubiera ido mejor si es que fuera una película, no necesita 10 episodios para no llegar a nada y para colmo terminar en un cliffhanger. Sobre todo en este nuevo contexto donde Netflix está cancelando series (y realmente, esta es una candidata al olvido pese a los nombres de peso en su elenco). "GYPSY" nos deja como lección el clásico "no lo digas, muestralo", si la autodestrucción es el fuerte de la serie entonces debería reflejarse, pero la serie carece de esos sentimientos y los momentos que presenta no llegan a impactar.