Existen películas que son tan malas que son buenas, pero ¿es posible que una película sea mala y buena a la vez? En esa nebulosa se encuentra “Bohemian Rhapsody”, dirigida en partes por Bryan Singer, hasta que abandonó el proyecto, y después por Dexter Fletcher pero no le dan el crédito suficiente porque asumió la dirección las últimas semanas del rodaje luego que el estudio despidiera a Singer. Hay más drama tras bastidores que en la misma película, pero de todas formas… cualquier cinta que tenga el permiso de utilizar canciones de Queen siempre saldrá beneficiado porque la música es espectacular y se presta para diversas secuencias memorables. No por nada, la composición de Freddie Mercury, “Bohemian Rhapsody” es una de las canciones más utilizadas en la historia del cine.
“Bohemian Rhapsody” es una especie de biopic que bien pudo producir Lifetime porque toca de manera muy superficial la mística que rodeaba a Freddie Mercury. Lo que se sabe del drama detrás de cámara es que la banda Queen tuvo demasiada influencia en la película, así estuvieron en contra del casting de Sacha Baron Cohen como Mercury y bajo la excusa de no faltarle el respeto al legado de Mercury no se entra en lo controversial, se “altera” varios eventos para favorecer la narrativa y si bien a Freddie Mercury lo tocan con guantes de seda, el resto de la banda también se retrata a si misma de una manera muy puritana pese a ser una banda de rock. Si uno conoce más o menos la historia de Queen se puede dar cuenta que mucho de lo que se ve en la pantalla no es históricamente correcto ni se siente exactamente realista. Por ejemplo, hay una escena donde la banda acusa a Freddie Mercury de romper Queen para grabar su disco en solitario cuando dos de ellos ya había sacado sus discos en solitarios sin romper la banda. Y antes de la secuencia final que muestra la presentación de Queen en el Live Aid, Freddie le dice a la banda que sufre Sida cuando en la vida real recién dos años después de este concierto, el cantante se enteraría de su enfermedad. Estos cambios tienen que ver con alimentar la narrativa y hacerla más atractiva en el plano emocional para que la secuencia del “Live aid” cobre una mayor relevancia y te toque el corazón porque es de conocimiento global que Mercury muere de Sida y el “Live Aid” es considerado como uno de los conciertos que marcaron la historia del rock.
Una búsqueda rápida en Youtube o en Google revelaría en exceso los “errores” en la película
La actuación de Rami Malek merece una mención aparte y honorable. Como un dato curioso; el actor se puso una prótesis dental y diferentes pelucas, pero la producción no tocó sus ojos. Malek tiene unos hermosos ojos azules mientras que los ojos de Mercury eran marrones y en la cinta, no usa lentes de contacto para cambiar el color de sus ojos. No creo que se trate de un “error” sino una decisión deliberada teniendo en cuenta que uno de los signos característicos de la interpretación de Malek es la expresividad en sus ojos como lo hemos visto en “Mr. Robot”. Por eso, el Mercury de Malek resalta más en los momentos más íntimos, en las escenas que comparte con el amor de su vida, Mary (Lucy Boynton), y en las escenas donde se concentra en la genialidad de Mercury como compositor.
Lo único que se le podría criticar a Malek es su tamaño... pero realmente no es su culpa.
Particularmente me encantaron las secuencias enfocadas el génesis de las canciones más icónicas de Queen, porque, pese a que se peca de sobreexposición, la edición estuvo en su punto; la gente conoce el producto final, pero escuchar parte por parte de forma intercalada el cómo se grabó el “Galileo” y los coros de “Bohemian Rhapsody” -que, comentario aparte, es un proceso fascinante en la vida real- o cómo nació el “We Will rock you” a partir de aplausos y zapateos con la intención de involucrar al público es emocionante.
No creo que ninguna película pudiera hacerle justicia a Freddie Mercury porque se trata de uno de los artistas más excéntricos del mundo y de un rol representativo de la comunidad LGTB que trasciende en el tiempo. Y todos esos aspectos ni si quiera capturan la genialidad detrás del artista ni tampoco nos da una vista a su complejidad como ser humano ni a su sensibilidad especial ni a su personalidad introvertida en lo personal y estrafalaria en el escenario. ¡Por eso, quizás “Bohemian Rhapsody” funciona ya que prefiere ser una celebración de la música de Queen antes que un “E! True Hollywood Story de Mercury”! Y seamos sinceros, cualquier excusa es buena para escuchar a Queen aunque se trate de una película buena y mala a la vez.
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