La primera escena de la segunda temporada muestra a las criadas a punto de ser colgadas por no haber apedreado a una de sus compañeras al final de la primera temporada y pese a su brutalidad, la secuencia es una obra de arte, una belleza perversa y trágica. La composición de la "The Handmaind's Tale", desde la fotografía hasta el soundtrack, logra capturar la miseria de una forma tan estética que la hace aceptable, no como para vivir en Gilead, pero lo suficiente como para que continuar viendo sin importar lo o repulsivo e indignante que puede resultar la vida en Gilead.
La serie se ve bien, pero no se siente bien. El problema de la segunda temporada es que nos alimenta de información sobre la sociedad de Gilead, que si bien es interesante, poco interesa en general. Lo que realmente importa es June (Elisabeth Moss) y el arco que le ha tocado es frustrante, ni si quiera parece que ha tenido un avance significativo, es más estamos frente a un retroceso total. No obstante, hay cierta lógica detrás de las acciones de June y en su polémica decisión de quedarse en Gilead aunque se sienta incongruente. No se trata de un "Síndrome de Estocolmo" y ni es cuestión de masoquismo, ella necesita quedarse porque necesita encontrar un modo de salvar a su hija Hannah. Pero si lo pensamos bien y si hacemos un balance, las Marthas y Nick (Max Minghella) hicieron un gran sacrificio para ayudar a escapar a June como para que ella regrese sin su bebé a la casa de los Waterford, donde además le espera un castigo por haber intentado huir. Si entramos al juego de la especulación, si June llegaba a Canadá y se reencontraba con Luke (O. T. Fagbenle) y Moira (Samira Wiley) podrían haber luchado juntos por Hannah.
Why, June, why?
Esta historia revela el verdadero dilema al que se enfrenta "The Handmaid's Tale" y es que si June logra salir de Gilead, la serie se acaba. Porque de verdad, no importa lo que suceda con Gilead si no está June, o lo que suceda con los Waterford o si existe una resistencia que camina a paso de tortuga, lo que nos importa es June. La serie es June. Y por eso, es inevitable sentirse robado cuando vemos que al final de la temporada, June decide quedarse después de haber tenido la oportunidad más clara de huir, sobre todo, cuando eso es lo que estuvo buscando toda la temporada. La serie ha descubierto que tiene un límite que no debería cruzar para no quedarse sin historia y en lugar de encontrar un modo más astuto de no acercarse a la línea, se ha acercado de una manera floja; June se queda porque se queda y punto.
De nuevo; why, June, why?
Antes del decepcionante final de temporada, ver la serie ha sido un ejercicio de paciencia donde lo más interesante que pasó no lo vimos, como el planeamiento del atentado de las criadas a las cabezas de Gilead, o el pacto de las Marthas que aprovecharon la fortaleza de su anonimato para crear un grupo de resistencia, en cambio solo nos queda seguir viendo a June tratando de acomodarse a su situación en modo sobreviviente y una especie de humanización de Serena Joy (Yvonne Strahovski). Hay una escena en particular que parece construir a Serena como una posible figura de la resistencia o por lo menos se da cuenta que la sociedad está mal y le pide a los líderes de Gilead que permitan leer la biblia a las niñas, pero a final le cortan el dedo como castigo y ese es el final de la Serena atrevida. No puedo negar que lo que le sucede a Serena es una especie de Karma. Gilead nació, en parte, por mujeres como ella que preferían callar y obedecer sin cuestionar a su "religión" y a las "reglas" impuestas por un conjunto de hombres. Bueno, al menos tenemos el consuelo de volver a ver a Emily (Alexis Bledel) y la satisfacción de que salió del infierno de Gilead cuando ya había perdido toda la esperanza.
Gracias a su espeluznante rol en "Get out" esperaba lo peor del personaje de Bradley Whitford, pero resultó ayudó a Emily a escapar, así que... nope, aun no puedo confiar en él.
Más allá de las opiniones sobre la segunda temporada, la serie se ha convertido en un símbolo o mejor dicho en una advertencia de un futuro perverso que podría suceder si es que no se reacciona a tiempo. Así, las criadas de la serie son un icono feminista que aparecen en varias protestas en donde se demanda o se protege los derechos de la mujer. Quizás por eso a "The Handmaind's Tale" no le conviene destruir el sistema de Gilead, ni cambiar de escenario y simplemente se empecina en mostrarnos las acciones más atroces e inhumanas en contra de las criadas. Tal vez es necesario seguir presenciando una oda a la miseria para desperar como nos comenta June en varios de sus monólogos.
Un comentario final: Quiero destacar que en el segundo episodio de la segunda temporada hay una escena aparentemente simple;
June está viendo "Friends",
pero no está viendo cualquier episodio, justo está viendo el que Monica le enseña a Chandler cómo satisfacer a su pareja. Es una escena simple pero profunda porque se trata de una época donde el sexo no era visto como un pecado y las mujeres eran libres de
sentir y buscar su propia satisfacción, cosas que en el régimen de Gilead se les he prohibido. Esta escena es una de las más relevantes de la temporada porque muestra la yuxtaposición de dos sociedades.
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