jueves, 27 de septiembre de 2018

#LasChicasdelCable T3: De un placer culposo a un precedente peligroso

Desde su primera temporada he considerado a “Las chicas del cable” como un placer culposo. Más que una serie es una telenovela española con capítulos de 30 a 40 minutos. A pesar de que se vendían (y lo siguen haciendo) como una serie feminista y progresiva – solo por el simple hecho de tener a cuatro mujeres como protagonistas-, los hombres y los amores son el principal enganche y todo ese discurso del empoderamiento de la mujer es una idea que se queda en nebulosa de la vida romántica de las figuras principales. Si bien hay un intento que por lo menos una de las historias gire alrededor de la mujer en una época donde no tenían derechos y eran delegadas de la vida profesional, la verdad es que no hay ningún capítulo en todas las temporadas que pase el test Bechdel, pero está bien porque de vez en cuando el melodrama del corazón es la perfecta razón para verlo. 



Quisiera comentar sobre la tercera temporada burlándome de todos los clichés en los que han caído porque parece que algún productor hizo una maratón de novelas mexicanas y ha decidido incluir todo lo que ha visto en la serie. De ese modo tenemos un incendio, el secuestro de un bebé, una villana venenosa (Doña Carmen), una toma de la empresa, una seudo revolución y varios muertos. Debería de profundizar en mis críticas porque “Las Chicas del Cable” se presta para críticas, pero no puedo. De la tercera temporada lo único que me queda es el sabor agrio por el enfermizo arco que le ha tocado a Marga. 



A Marga siempre le han tocado historias relativamente tontas porque se trata de la más inocente del grupo, pero en esta oportunidad, lo que en un primer momento parecía ser una historia en donde Marga iba a aprender a disfrutar la intimidad termina siendo una historia perversa que entra en una zona roja pero que pretende pasar por paños fríos el tema del consenso y el abuso. Marga se acostó con Julio, el hermano gemelo de Pablo, pensando erróneamente que se trataba de Pablo, pero ella no sabía que Julio era Pablo, pero Julio sí estaba al tanto que se estaba acostando con la esposa de su hermano… Es indignante como la serie aborda todo este arco como si fuera algo cómico. “Upps, se acostó con el hermano gemelo de su esposo, qué gracioso”, pero habría que aclarar que lo de Julio y Marga no es gracioso y tampoco es un “error” como se repite en la serie, porque aunque no haya habido violencia, se trata de un abuso sexual por parte de Julio y un consenso truncado por parte de Marga. 



Como si ya fuera suficientemente mala esta historia, luego, Julio, que es un sin vergüenza en todos los aspectos posibles y ni si quiera acepta que lo que hizo está mal o que se aprovechó de Marga, se “enamora” de Marga y comienza a hacer cosas buenas por ella lo que hace que ella sienta una atracción por él. Ya al final de la temporada, Pablo se entera de la verdad y llama las cosas como son: Julio abusó de su mujer. Todo este asunto de Julio y Marga perpetúa el mito del amor machista que dice que si el bad boy hace algo bueno tiene que ser retribuido y correspondido pese a sus malas acciones. Ya sé que todo esto es ficción, pero no es la primera vez que una serie sienta el precedente peligroso de normalizar el abuso y romantizar al chico malo bajo la absurda premisa de que “puede cambiar” solo porque se enamora. El punto a donde quería llegar el triángulo Julio-Marga-Pablo era el cliffhanger de la temporada; dejar al aire con quién se va a quedar Marga si con Pablo o con Julio. Particularmente, cualquiera sea la elección no vale la pena. Marga engañó a Pablo y de ese modo arruinaron la tierna relación se construyó durante dos temporadas y por otro lado, sería asqueroso verla con Julio. 



No había necesidad de enredar a Marga en un triángulo amoroso, pero si los guionistas y productores necesitaban un nuevo triángulo amoroso hay formas, incluso con el propio Julio y Marga, anulando su encuentro sexual y acercándolos en el trabajo, hasta hubiera pasado desapercibido que ya es raro que Marga se pueda enamorar del gemelo de su esposo, sin embargo, parece que la propia serie no ve que la principal diferencia entre el triángulo amoroso entre Carlos-Alba-Francisco y Julio-Marga-Pablo es, de nuevo, el consenso. Si los guionistas y los productores de “Las chicas del Cable” creen que esta es una historia creativa y para nada machista -ya que creen que la producción es feminista y progresiva-, entonces, parece que sus ideas se han quedado en la época donde la serie se desarrolla.

*No pongo el nombre de los actores, como usualmente hago, porque ellos no tienen la culpa. De hecho, Nico Romero hace un excelente trabajo como Pablo y Julio y la escena donde Marga se da cuenta que se acostó con Julio es dolorosa gracias a la interpretación de Nadia de Santiago. Ellos son solo los actores, no los guionistas ni los productores, por lo tanto, no son responsables de esta historia.

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