A Shonda Rhimes no le gusta que se considere a "Scandal" como un placer culposo y es que es bastante obvio que, aunque la serie protagonizada por Kerry Washington fue una suerte de escape de la realidad, también era una reflexión de su propia creadora sobre el panorama político.
La experta en el manejo de las crisis, Judy Smith, inspiró a Shonda Rhimes para crear a Olivia Pope, la mente brillante a la que todos acuden para solucionar sus problemas, y puso a Pope en un escenario que se presta para todo tipo de extravagantes historias; Washington. Si bien desde un inicio, Olivia Pope se estableció como un icono de la moda, la serie no logró encontrar un estilo propio hasta en su segunda temporada. Sin embargo, a partir de la tercera, y sin dejar de lado su drama pasional, "Scandal" dio un giro y la visión de Shonda Rhimes se hizo más clara; "Scandal" es cómo Shonda Rhimes se imagina su país y como quisiera que sea sin el romanticismo barato que ignora los problemas en el sistema.
En "It's Handled", el primer capítulo de la tercera temporada, Rowan/Eli Pope (Joe Morton) le recuerda a Olivia lo que siempre le ha dicho; ella tiene que ser el doble de buena para obtener la mitad de lo que ellos tienen. Esa simple frase resume la serie y también retrata lo que es ser una persona de color y una mujer en Estados Unidos. Pero el mensaje de Shonda Rhimes y de la serie no termina en un simple reniego; es una invitación a tomar acción. Olivia Pope se desenvuelve en el juego político como pez en el agua, es la mejor en lo que hace porque lo que hace es aprovecharse de los vacíos en el propio sistema imperfecto que rige el país.
La razón por la que los monólogos de "Scandal" son tan impactantes es que sirven como una llamada de atención principalmente sobre la misoginia, el racismo y el sexismo en la política americana.
En "Icarus", el episodio 6 de la tercera temporada, Josephine Marcus (Lisa Kudrow) pone en su lugar a un periodista al criticar la forma en la que los medios cubren a las mujeres políticas reduciendo su rol a solo ser una mujer.
En "Trump Card", el episodio 20 de la quinta temporada, Edison Davis (Norm Lewis) sabotea su propia candidatura presidencial al desmenuzar el argumento "all lives matter" que trata de minimizar los casos de brutalidad policial.
En el último capítulo, "Over a Cliff", Rowan asusta a los miembros del comité de Inteligencia cuando les revela que él, un hombre negro, ha sido el verdadero poder durante 30 años y que dar a conocer esa verdad ridiculizaría por completo al "poder" actual.
Pero la serie no se queda solo en palabras, en medio de la polémica por la actuación agresiva de policías americanos frente a personas de color, "Scandal" emitió un episodio que tuvo como trama principal las consecuencias de un incidente luego que un policial matara a un adolescente y al final del episodio, Olivia logra que Fitz Grant (Tony Goldwyn) firme una ley que hace que los policías que cometen este tipo de abusos puedan ser juzgados por sus acciones.
Del mismo modo, por el mismo tiempo en que el Senado de Estados Unidos dio aprobó un proyecto de ley para retirar la financiación pública del Planned Parenthood, la senadora Mellie Grant (Bellamy Young) logró salvar el presupuesto de esta institución en el mundo ficticio de "Scandal" y lo hizo mientras Olivia Pope decidía abortar.
Hablando de Mellie. "Scandal" enfatizó los paralelos entre Fitz y Mellie Grant y Bill y Hillary Clinton, y buscó una manera de reivindicar a su "Hillary" cada chance que tuvo. Mellie Grant volteó la imagen de la esposa sumisa para enorgullecerse de su ambición política, dejó de lado su enemistad con Olivia Pope para aliarse con ella y lograr llegar a la casa Blanca y hasta el propio Fitz ha admitido que ella estaba mejor preparada para el puesto que él. Cuando Estados Unidos eligió a Donald Trump como presidente, Olivia Pope hizo de Mellie Grant la primera mujer presidenta de Estados Unidos y protegió rigurosamente el legado de ambas. El legado principal de Mellie Grant y Olivia Pope era que la mujer puede hacer tanto o más que los hombres en el poder. Y cada episodio se aferró a esa idea; el primer acto de Mellie como presidenta fue impulsar una reforma universitaria y en el episodio final, firma un decreto sobre el control de armas.
En una entrevista para TvLine, el actor que interpretó a David Rosen, Joshua Malina, dijo lo siguiente sobre la serie:
"Cuando veo el programa, veo a un villano absoluto que es retratado con carisma por Kerry Washington. (Olivia Pope) ha hecho cosas horribles. En algún lugar de allí está el brillo de Scandal. Dice algo sobre nuestra sociedad y las personas que tenemos [en] alta estima."
Las declaraciones de Malina son más que interesantes cuando consideramos que la propia serie está consciente que no podemos calificar a Olivia Pope y compañía como los "buenos" ni tampoco como "los malos". En el penúltimo episodio, Olivia Pope le grita a Mellie y a compañía que ellos no son los héroes de la historia, sino los villanos y en el último capítulo, Abby corrige a Quinn cuando dice que los buenos ganaron porque el único personaje que podemos considerar "bueno" fue asesinado. En "Scandal" no hay "buenos", hay "gladiadores con trajes" que usan "sombreros blancos". El término "sombrero blanco" en internet se refiere a un hacker bueno, pero en la serie, el concepto del "sombrero blanco" simboliza el código que rige Olivia Pope. Los "gladiadores en traje" pueden romper las reglas, pero solo para ayudar a alguien que está en problemas o para hacer lo correcto. Desde la sexta temporada, Olivia cambia el "sombrero blanco" por el "sombrero negro" y se deja consumir por el poder. Olivia Pope no solo quiere caminar por el lado oscuro, quiere dominarlo. Toma el regreso de la muerte de Quinn, el ser aislada de su gente más cercana y un encuentro con Annalise Keating (Viola Davis) en el crossover "How to get away with murder", "Allow me to reintroduce myself", para que Olivia Pope regrese a sus raíces; las reglas se rompen solo si es para hacer lo correcto.
Luego de 7 temporadas y a pesar de sus tintes de soap opera, "Scandal" se despidió con un sutil homenaje a Michelle Obama, y Shonda Rhimes se valió de la cultura del espectáculo para mandar insertar su agenda propia -lo mismo hace en Grey's Anatomy, pero esta vez está esperando que las elecciones de Olivia Pope sean escuchadas; el juego está amañado, pero el más ingenioso (a) puede encontrar un modo de salirse con la suya.
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