Hubo una extraña coincidencia este año que pocas veces sucede en el mundo de la televisión; en abril se estrenó la tercera temporada de "Fargo" y la última temporada de "The Leftovers", dos series con dos roles diferentes interpretados por una sola impresionante Carrie Coon, de modo que disfrutamos su talento simultáneamente en dos shows al aire durante varios meses.
En "Fargo", Carrie Coon le da vida a Gloria Burgle, la jefa policial de un pueblo chico que trata de encontrarle un sentido al mundo, pero que mientras más lo intenta, menos sentido le encuentra. Gloria Burgle tiene mucho de Nora Durst de "The Leftovers", otro personaje de Carrie Coon, particularmente comparten la incesante búsqueda de respuestas, de hecho, si le ponemos un poco de optimismo y un uniforme a Durst básicamente tenemos a Burgle solo que Burgle tiene un crimen que resolver mientras que los problemas de Nora Durst son más que todo, demonios internos.
Desde la primera temporada, Nora Durst ha lidiado con la desaparición de sus hijos y de su esposo, la hemos navegar por las diferentes etapas del luto en un ciclo repetitivo que muchas veces la colocaba al borde de la locura. Nora no es un personaje al que le gusta expresarse y sin embargo, Carrie Coon nos ha transmitido cada emoción que ha sentido; el pánico causado por la incertidumbre de no saber dónde están sus hijos, la indiferencia por continuar en una vida sin su familia, la ira absoluta al no encontrar respuestas satisfactorias, la felicidad a medias tras reencontrar el amor en Kevin y la necesidad de sabotearse a sí misma para sentir algo, todo esto más el intenso dolor de sobrevivir sabiendo que es el constante recuerdo de su propia tragedia.
El desfogue de semejante represión sentimental la vemos en la explosiva discusión entre Nora y Kevin en “G’Day Melbourne”. La bronca con Kevin solo es la punta del iceberg para lo que será el final de la serie.
En “The book of Nora” la vemos despedirse de su hermano tras aceptar participar en un experimento que supuestamente la llevará a donde fueron los desaparecidos. Aun sabiendo que este experimento podría ser un engaño y que podría morir en el proceso, Nora está determinada aunque eso signifique no volver a ver a ninguno de sus seres queridos. Según su propia versión, tras un breve encuentro con sus hijos, decidió regresar a este mundo, solo para aislarse nuevamente en Australia hasta que Kevin finalmente la encontró. La decisión de Nora de no contactarse con Kevin a su retorno puede ser vista como un castigo impuesto por sí misma porque en su mente “era demasiado tarde” para regresar, excepto que cada año Kevin la buscó en el mismo lugar que la perdió. En la escena final de "The Leftovers", Kevin le agarra la mano para hacerla entender que nunca es demasiado tarde para una nueva oportunidad; es una escena tan emotiva que nosotros lloramos con ellos y por ellos. Se trata de un final feliz, a su modo, para un personaje que ha sido la representación viva de la pérdida, de la frustración y el luto perenne, no obstante, aunque la cruz que ha cargado Nora ha sido ciertamente pesada, Coon le aporta una fortaleza nata y una suerte de cinismo que provoca admiración.
Hay algo en Carrie Coon que es increíblemente magnético. Las mejores escenas de Coon en "The Leftovers" y "Fargo" no necesariamente están llenas de dialogo porque su silencio es parte de su lenguaje; un lenguaje en donde la expresión facial es suficiente para comunicarnos lo que está pensando y sobre todo, lo que está sintiendo. En un año donde hemos visto actuaciones de primera en el mundo de las series, muy pocas son las actrices que pueden arrancarte el corazón y devolvértelos en pedazos como lo ha hecho Coon a través de Nora Durst y Gloria Burgle en este 2017. Esta es la razón por la que Carrie Coon estuvo nominada al Emmy por "Fargo", pero también esta es la razón por la que debió estar nominada por "The Leftovers", sobre todo siendo la última temporada pero bueno, al menos disfrutamos de Carrie al cuadrado en dos de las mejores series del año.
No hay comentarios:
Publicar un comentario