“The Morning Show” marcó el regreso al mundo de las series de Jennifer Aniston. Durante la primera parte de la temporada, parecía que la única razón para ver esta producción era su elenco estelar, encabezado por Aniston, Reese Witherspoon y Steve Carell, sin embargo, con sus capítulos finales la serie se muestra dispuesta a profundizar en las aristas más sentidas de la era “MeToo”.
Cuando Apple Tv lanzó su plataforma streaming su mayor fuerte para atraer nuevos suscriptores fue contar con estrellas A – 1 en producciones originales. Por supuesto, en el mundo de las series, la originalidad es más una aproximación diferente. Ya hemos visto producciones que retratan el drama detrás de cámara de programas televisivos, como “The Newsroom” y su heredera no oficial “Great News”, entonces, ¿en qué se diferencia “The Morning Show”? Bueno, en primera instancia en la temática escogida como eje central. La serie arranca la historia con la denuncia de mala conducta sexual en contra del conductor del programa matutino más visto en Estados Unidos, Mitch Kessler, (Steve Carrel). Este caso parece haberse “inspirado” en el periodista Matt Lauer quien fue despedido por la NBC luego de que resurgieran distintas denuncias por su comportamiento inapropiado en el lugar de trabajo. El escándalo produce una crisis que afecta directamente a los personajes principales.
Matt / Mitch
En un guiño meta, Jennifer Aniston interpreta a la compañera de conducción de Kessler, Alex Levy, la diva del show, muy querida por el público y que despliega una química innegable con Kessler. Antes de que explotara la bomba periodística contra Kessler, los directivos del canal buscaban jubilar a Alex y reemplazarla por alguien más joven, como suele suceder en la industria del entretenimiento, pero como la protagonista es Aniston, ella hace gala de su propia reputación como la engreída de América para transformar ese cariño en un poder que puede utilizar para imponer sus reglas y no dejar que terceros definan su futuro, especialmente porque su trabajo es todo lo que tiene ya que su vida personal es un desastre. Entonces, ella misma maneja la crisis ocasionada por Kessler y la que elige a su sustituta. Entra en escena Reese Witherspoon como Bradley Jackson, una mujer que está determinada a rescatar los principios del periodismo a la par que se va saboteando a sí misma por sus tendencias autodestructivas y su manía de cuestionarlo todo.
No es la primera vez que Aniston y Witherspoon trabajan juntas, hicieron de hermanas en “Friends”, pero ahora además son productoras ejecutivas de un drama que se sumerge en la hipocresía de la televisión, en la cultura del silencio y el abuso de poder.
En la serie, el presidente de la cadena UBA que emite el programa de Mitch y Alex, Fred Micklen (Tom Irwin) solo está preocupado por cómo el escándalo podría afectarlo personalmente o a su compañía. La historia deja claro que Fred conocía de las acciones de Mitch, pero jamás hizo nada al respecto porque se trataba de su conductor estrella. Al igual que Fred, el equipo de producción, incluso la propia Levy, se hace de la vista gorda ante lo que consideran las aventuras de Mitch volviéndose en cómplices de un ambiente tóxico laboral.
Como suele suceder en estos tipos de programas, todos los personajes con caóticamente neuróticos, impecablemente profesionales, imperfectos, competitivos y carismáticos.
A diferencia de “The Newsroom”, donde se idealizó tanto el periodismo objetivo, veraz y verídico que se le colocó un estándar imposible de cumplir, en “The Morning Show” vemos los dos lados de la moneda; un periodismo idílico, que es lo que persigue Bradley Jackson y un programa de periodismo de entretenimiento que busca generar rating con una estructura que no cambia ni arriesga porque funciona para el canal, razón por la cual
el productor ejecutivo Charlie “Chip” Black (Mark Duplass) está en contra de la incorporación de Bradley Jackson ya que su espontaneidad pone en peligro la supervivencia del show. Mientras tanto el directivo sin escrúpulos Cory Ellison (Billy Crudup) se divierte con el caos en el show y las metidas de pata de Bradley.
La serie presenta el dilema interminable del rol del periodismo en la televisión, pero decide no dar algún tipo de conclusión, aunque al final termina ganando el lado correcto.
"Lonely at the Top": El capítulo que lo cambia todo
Durante toda la serie nos preguntamos quién filtró el caso Kessler al New York Time y asumimos erróneamente que se trató de una de las víctimas o de una examante de Mitch. El capítulo "Lonely at the Top" nos lleva al 2017, dos años antes del escándalo, cuando Mitch cumple 50 años y es celebrado por el equipo de producción y por el canal. La fiesta es interrumpida por el tiroteo en las Vegas. Alex, Mitch y un pequeño equipo de producción, Hannah Shoenfeld (Gugu Mbatha-Raw) entre ellos, tienen que ir a cubrir esta noticia. Tras reportar sobre esta tragedia, Hannah y Mitch se encuentran de casualidad en las calles de las Vegas, se ponen a hablar sobre lo difícil que es trabajar frente a este tipo de noticias, luego él la invita a ver una película en su cuarto y después de unos tragos se acuesta con ella.
Cobertura del tiroteo de Las Vegas
Antes de conocer su historia, Hannah tenía la labor de encontrar historias interesantes y también conseguir entrevistas exclusivas. Gracias a su aproximación sensible, logró que una de las víctimas de Mitch vaya al programa a dar testimonio. La habilidad de identificarse con las víctimas se podía confundir con el cinismo necesario para trabajar en un medio de comunicación, pero se trataba de empatía más que manipulación, pues, el octavo episodio nos revela su propia historia. Tras esa noche, la metamorfosis en Hannah es notable. En un momento, la vemos explotar e ir a la oficina de Fred para denunciar a Mitch, pero el presidente del canal la silencia ascendiéndola en el trabajo.
Este es el momento sacude la serie.
Esta es la historia que necesitaba tiempo para armar.
Y a partir de entonces, la serie encuentra su fuerte.
Ya no nos preguntamos cómo es que se le podía acusar a ese conductor tan querido de haber cometido actos tan denigrantes porque hemos el octavo episodio nos mostró cómo operaba. Sin embargo, desde su perspectiva él es la víctima porque después de que se acostó con Hannah, ella utilizó esa “ventaja” para ascender en el trabajo. Sus ansias de regresar a la televisión para limpiar su imagen hacen que le proponga a Bradley una entrevista exclusiva donde expondrá a Fred en su propia cadena porque él sabía lo que sucedió con Hannah. Bradley acepta, pero antes quiere entrevistar a Hannah para confirmar la historia. En este encuentro, una ensimismada Hannah sufre un ataque de pánico cuando le está contando lo que pasó a Bradley. Se trata de la escena más desgarradora de la serie; escuchamos su tormento diario, la forma en la que revive esa noche en su cabeza todos los días. Ella no dijo que “no” de manera vocal, pero eso no significa que haya la relación sido consensuada. Lo que debemos entender de Hannha es que no quiere que su vida se defina por ese momento, no quiere que su nombre esté asociado al de Mitch para siempre, no se quiere ver como una víctima, quiere que la dejen en paz, pero todos quieren algo de ella en ese momento.
Es demasiado para ella.
Luego de botar a Bradley, Hannah se dedica a tomar y drogarse hasta que accidentalmente muere producto de una sobredosis.
La muerte de Hannah es una llamada de atención para todos. Bradley Jackson se da cuenta que al entrevistar a las victimas hace que revivan su dolor ante cámaras. ¿Para qué? ¿Para validar una historia? ¿Para llenar la curiosidad del público? ¿Para castigar al victimario? No hay respuesta. Levy también se ve afectada por Hannah. Tanto que tiene un arrebato de consciencia al aire y junto a Bradley denuncian que sus propios jefes tenían conocimiento del comportamiento de Mitch…
El discurso es interrumpido por la propia cadena que las saca del aire.
Por su lado, Chip finalmente le da su paliza a Mitch y le revela que fue él quien filtró la historia, esto lo hizo para evitar que Levy sea despedida. O sea, la denuncia no tenía nada que ver con una búsqueda de la justicia, sino que fue por conveniencia. En la última escena, Mitch se queda solo en su gran mansión.
Hay un antes y un después de "Lonely at the Top". En el antes; desde el primer episodio hasta el séptimo, la serie sufre de una crisis de identidad. No tiene nada claro que es lo que quiere ser, por momentos prefiere ser una especie de soap opera debido al extravagante comportamiento de Levy y Jackson y en otros momentos, quiere que se le tome con seriedad porque el tema que tocan es importante. En el después, tiene poco tiempo para lidiar con tantas revelaciones, aunque lo importante es que encontró su propia voz; va a ser la serie que aborda los diversos problemas reales que una mujer enfrenta en su trabajo, desde casos de abuso de poder hasta el respeto que se merece por cumplir con su labor. Recién en los últimos episodios, “The Morning Show” está apenas liberando su potencial con una historia que ha agarrado tanta fuerza como para ya no apoyarse en el nombre de sus actores.
ULTIMO MINUTO: Apple Tv ha renovado a “The Morning Show” para una segunda temporada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario