La serie creada por Laurie Nunn, “Sex Education”, fue una de las sorpresas más atrevidas que ofreció Netflix en el 2019. Esta comedia de adolescentes cuenta con el plus de abordar el tema del sexo de una manera avezada, jovial y terrenal. Para esto, la primera temporada tuvo como eje una clínica sexual, creada por Maeve Wiley (Emma Mackey) y Otis (Asa Butterfield), donde los estudiantes podían realizar sus consultas sobre sus problemas sentimentales y hormonales. Es fácil comprender por qué “Sex Education” se ha vuelto un fenómeno ya que cualquiera que haya pasado por la adolescencia sabe lo complicado y confusa que esa etapa y la serie gráfica con gracia esa tumultuosa experiencia. Además, el modo en que la serie mezcla dilemas actuales con un estilo audiovisual retro genera un ambiente nostálgico, pero contemporáneo; realmente es una joya británica, y por eso, quizás debemos ignorar que la segunda temporada es casi un remake de la película “Mean Girls”.
Ya olvidándonos de los parecidos asombrosos o las extrañas coincidencias entre la película de Lindsay Lohan y la serie de Netflix, en su segunda temporada, “Sex Education” continuó zambulléndose en los enredos amorosos de los chicos mientras se va explorando la fluidez de la sexualidad, la identidad de género, la salud mental, pero la historia más importante le tocó a Aimee Gibbs.
El personaje de Aimee Lou Wood sufre ce acuso sexual en un bus. Un extraño se masturba en ella y le deja el jean manchado de semen. Maeve, la mejor amiga de Aime, la acompaña para denunciar este acto ante la comisaría. Conforme los episodios van a avanzando, nos damos cuenta lo mucho que este evento ha afectado a Aimee y entendemos que su reacción inicial de minimizar el “incidente” evitaba que procese la agresión que sufrió, sin embargo, ese momento la atormenta; la cara del victimario la abruma y ya no puede subir a ese bus por temor. Tampoco puede estar con su novio y termina rompiendo con él.
En el séptimo episodio, la profesora Sands (Rakhee Thakrar) castiga a las chicas por creer erróneamente que pintaron en la pared una frase que la denigraba. Les da como castigo que encuentren algo en común entre ellas, algo difícil (por no decir imposible) pues la mayoría ni se cae, además, Maeve y Ola Nyman (Patricia Allison) no se odian por culpa de Otis, Lily Iglehart (Tanya Reynolds) está ignorando a Ola mientras que
Olivia (Simone Ashley) y Viv (Chinenye Ezeudu) pertenecen a dos grupos casi antagónicos en la secundaria. Olivia es la popular y Viv es la nerd. En medio de las indirectas directas que se mandan todas, Aimee rompe en lágrimas frustrada e indignada y confiesa que está triste porque no puede subir al bus.
Aimee: "No puedo subir al bus"
Ver así a Aimee, en ese estado de vulnerabilidad y con el espíritu quebrado, hace que las chicas se sinceren y revelen diferentes momentos en los que se vieron acosadas ellas mismas. Ese es el punto en común que encuentra más allá de las rivalidades y dramas personales, y ese punto en común resulta es un punto en común universal que sobre pasa la ficción porque si eres mujer también te ha sucedido algo similar, tal vez no tan grave, pero que entra en la misma categoría de acoso y que te ha dejado tan impactada como a Aimee. Ese punto en común es que todas hemos sido Aimee Gibbs en algún momento y el mensaje que la serie quiere dejarnos es que no estamos solas.
Al día siguiente, las chicas esperan a Aimee en el paradero y la acompañan en el bus. Todas se sientan en la última fila, asegurándose que Aimee se sienta protegida con la esperanza de que retorne esa seguridad que había perdido tras la agresión. Esta escena, la más poderosa de la temporada y probablemente la más icónica de la serie, es tan importante como la escena del pasadizo de “Grey’s Anatomy” en donde las doctoras y enfermeras forman dos filas para resguardar en su traslado a la sala de operaciones a una paciente que ha sido violada. Por supuesto, lo sucedido con la paciente de “Grey” es el peor escenario, pero eso no significa que lo sucedido con Aimee no haya sido grave, ambas son agresiones en diferente escala y el mensaje de las dos series es el mismo: la solidaridad entre mujeres en el marco de un abuso sexual.
Ya hemos visto antes como diferentes series han insertado mensajes sociales en sus historias, pero en el caso “Sex Education”, la importancia es mayor debido al público al que se dirige. Además, literalmente se está tomando en serio su título y está siendo un curso, con matices ficticios, de educación sexual porque hablar sobre sexo no solamente se refiere al acto consentido, sino también a las agresiones sexuales y sus repercusiones.
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