lunes, 27 de enero de 2020

#TheManintheHighCastle T4: De cómo la ciencia ficción le falló a la historia

A veces series muy buenas terminan muy mal. Lamentablemente, ese es el caso de “The Man in the High Castle”. La premisa de esta producción siempre ha sido su mayor fortaleza porque es fascinantemente inquietante el modo en el que se han imaginado un mundo en el que los nazis ganaron la Segunda Guerra Mundial, sin embargo, a partir de la tercera temporada, se decidió priorizar la ciencia ficción alejándose de la distopia surreal. En ese contexto, la última entrega de la serie resulta incompleta, frustrante y ajeno a la atmósfera que construyeron durante sus cuatro temporadas. Acompáñame a analizar esta triste historia. 



La tercera temporada terminó con el cliffhanger de Juliana Crain (Alexa Davalos) saltando a un mundo paralelo en el que Estados Unidos ayudó a ganar la Segunda Guerra Mundial. Ella se queda en ese mundo durante un par de meses y comparte una amistad con la familia Smith. En esta realidad, Thomas (Quinn Lord) no está enfermo y tiene una excelente relación con sus padres. Luego de darse cuenta que los nazis pueden viajar a este mundo, Juliana regresa con la misión de asesinar a John Smith (Rufus Sewell). Por su parte, Smith viene espiando a Thomas y lidiando con la separación de su esposa y sus hijas quienes han estado viviendo en la zona neutral. En la serie por lo general hay tres historias madres; ya hemos explicado dos de ellas, la tercera historia es la parte que más me gustó, pues, estuvo enfocada en un grupo conformado por afroamericanos que lucha por su propia revolución y con esfuerzo logra que Japón se retire del país. En una serie como “The Man in The High Castle” no hay mucho espacio para la justicia y la alegría, pero esta comunidad con poco y con fe lograron hacer posible esa victoria que la serie le debía a sus espectadores.



 La parte más paticoja de la temporada está centrada en sus protagonistas. Se suponía que Juliana Crain iba a ser la gran salvadora del multiverso, pero el personaje sufrió un cambio radical hasta el punto de volverse irreconocible en su forma de actuar. Se puede entender que los eventos de la propia serie la hayan vuelto dura, pero aquí parecía que la distancia se debía una historia que no estaba bien escrita ni argumentada. Junto a Wyatt (Jason O’Mara), Juliana lidera el ataque hacia el tren de los nazis que iba a camino a la base donde se encontraba el portal que cruza dimensiones. Si bien, Juliana es testigo de la muerte de Smith, su final se siente apresurado, sin coherencia y sin punche. Poco digno para ser la figura principal de la serie y más decepcionante aun porque según las cintas del “Hombre del Castillo”, ella debía era la clave para salvar ese mundo. 

Tú eres la elegida, se supone que debías salvar el multiverso

 Antes de su final, la serie marcó una diferencia entre los dos John Smith de realidades diferentes. El John Smith del mundo normal era un esposo ejemplar, un padre admirado y un simple trabajador, en resumen, una persona común y corriente. Este Smith le dijo a Guiliana que decidió conseguir un trabajo normal después de la guerra por temor a lo que podría convertirse ya que no sería capaz de detenerse. Eso es lo que vemos en el Smith que conocemos, pues, luego que se pasó a los nazis por conveniencia, fue escalando en el poder hasta que fue consumido por su lado oscuro. En los últimos episodios, Smith se alía con Wilhelm Goertzmann (Marc Rissmann) para generar un golpe de estado, aniquilar al Reichsführer Heinrich Himmler (Kenneth Tigar) y asumir el rol de America Nazi. Si antes era posible considerar a Smith no como un malo, porque las cosas que hacía las hacía por su familia, ahora se reveló como el villano principal. Y la verdad es que siempre lo fue, pero ahora está más claro. Es el propio Smith que decide poner en marcha la “Fase 5”, la construcción de bases de concentración para exterminar a rebeldes y personas no arias, y es el propio Smith el que decide poner a su mujer en el tren que será atacado por Juliana. Antes de que esto suceda, Smith le revela a su esposa que su plan es secuestrar al Thomas del otro mundo. Helen (Chelah Horsdal) se opone y tienen una gran discusión. De la relación honesta que nos mostró la serie desde el comienzo ahora no queda nada, los dos son extraños y piensan totalmente diferente, tal vez, siempre ha sido así, pero recién ahora se dan cuenta de cómo son las cosas realmente. Entonces, el tren es atacado por Juliana y compañía, Helen muere en el acto, Smith sobrevive, pero luego se suicida antes de que Juliana lo mate.


Durante toda la serie, Smith siempre fue un personaje en conflicto consigo mismo, pero ahora ha muerto - en un paralelo al suicidio real de Hitler - se ha dejado claro que Smith dejó que el régimen nazi le diera todo a costa de su propia familia. No solo era el poder que consumió a Smith, sino también la ideología, teniendo en cuenta que la muerte de su hijo Thomas fue porque se entregó al partido luego de enterarse que estaba enfermo y su hija menor sigue como corderito las reglas del estado. En uno de los paralelismos más crueles de la serie, Smith ve cómo Thomas se enlista al ejército americano para luchar por su país así como alguna vez un Thomas enfermo se entregó al régimen. 

El chico era un patriota en todas las realidades. 


Dos minutos menos

 Esta última temporada fue escrita de forma incongruente. Sin explicación dejaron de aparecer personajes importantes de la serie, como Ed McCarthy (DJ Qualls) y Nicke Becker (Bella Heathcote), no sabemos por qué, pero podemos asumir que no sobrevivieron el chasquido de Thamos al igual que Nobusuke Tagomi (Cary-Hiroyuki Tagawa). (Este es un mejor final que el que le dieron en la propia serie). También, por alguna razón, se le dio un tiempo innecesario a la historia de Robert Childan (Brennan Brown), un tipo que es como la cucaracha de la serie, siempre sobrevive cuando no debería y que para colmo tuvo un final feliz.



 Una historia subvalorada le tocó al inspector Kido (Joel de la Fuente) que giraba alrededor de la lealtad a su país o a su hijo que sufría de traumas de la guerra. “The Man in the High Castle” siempre que encuentra un modo de incluir paralelos karmáticos y de esa forma, Kido estuvo a punto de morir en un cuarto de gas, el mismo en el que él eliminó a la familia de Frank Frink (Rubert Evans) en la primera temporada. Para el final, Kido jura lealtad a los Yakusa, que tuvieron apariciones breves pero memorables, canjeando su libertad por la de su hijo. 

Los dos personajes más odiados de la serie

 Si le restamos los dos minutos finales a “The Man in the High Castle”, quizás la serie habría tenido una despedida medianamente apropiada, pero en los últimos segundos, Juliana y su gente llegan al portal justo cuando se está abriendo. Allí, Juliana se reencuentra con “El hombre del Castillo”, Hawthorne Abendsen (Stephen Root). De repente miles de personas comienzan a ingresar a este mundo. No está claro quiénes son ni por qué vienen. En esta confusión, Abendsen decide ir hacia el portal quizás con la esperanza de encontrar una versión viva de su esposa que decidió suicidarse mientras los dos estaban capturados por Smith. El final es demasiado ambiguo tanto que arruina por completo una última temporada que de por sí sola dejaba mucho que desear. 


El director y productor ejecutivo Daniel Percival dijo en una entrevista para EW que parte de la intensión del final es que invitaba a la audiencia a tener una interpretación de lo que veían en pantalla. Quizás también debió admitir que el viraje a la ciencia ficción le falló a la historia y melló el final. En otro momento, Percival da a entender que una de las interpretaciones del final es que estos dos mundos podrían fusionarse, lo que no tiene mucho sentido, pero bueno, en fin, si el final está abierto a interpretación, entonces, la serie terminó dos minutos antes.


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