Un comentario en un foro de TVTime intentaba burlarse de “Normal People” argumentando que si sus dos protagonistas se comunicaran mejor o verbalizaran lo que en verdad sienten, la historia sería más corta y ellos mismos se ahorrarían de tanto drama. Y, sin embargo, quizás sea la falta de comunicación es lo que hace de “Normal People” una serie sensible, sencilla, pero sobre todo intima.
“Normal People” sigue la historia de amor de Connell Waldron (Paul Mescal) y Marianne Sheridan (Daisy Edgar-Jones) desde su relación oculta en el colegio, sus rompimientos y sus reencuentros en la universidad. La serie retrata la complejidad de estos dos personajes como individuos, como pareja y como amigos. En el colegio, Connell era el tímido deportista popular con apariencia de “bad boy” mientras que Marianne era la astuta alma rebelde, rara, acomodada y estudiosa. En la universidad, los papeles, en cierto modo, se invierten, Marianne se vuelve popular y a Connell le cuesta encontrar su lugar en un nuevo ambiente.
Si hay algo que define a la serie es la forma en la que transmite sentimientos sin que sus personajes los proclamen con clásicas declaraciones de amor. Aquí se aplica muy bien el “Don't say, just show” con miradas prolongadas y cómplices, intercambios de caricias y pequeños gestos en silencio. A pesar de que estas dos personas saben cómo comunicarse con palabras, la serie encuentra un modo de crear un nuevo lenguaje en el que los televidentes somos cómplices y los entendemos. Connell tiene pavor de lo que los demás piensen de él, lo que lo lleva a ocultar todo lo que cree que pueda avergonzarlo. Por eso, mantiene una relación en secreto con Marianne en el colegio, sin embargo, años después, uno de sus amigos le confirma que todos sabían que Connell estaba con ella. Por su lado, la independencia de Marianne y su inmunidad ante el bullying que sufría en el colegio era proviene de su propia historia familiar, pues, su madre ha sido víctima de violencia doméstica y su hermano es un abusivo que se la agarra con ella. Para protegerse, entonces, ella se ha construido una muralla interna que solo Connell parece derrumbar. La vemos disfrutar de la vida en la universidad porque está alejada del colegio y de su familia, o sea, de las personas que le hicieron daño y también explotar su lado intelectual.
Del mismo modo, entendemos la relación de Connell y Marianne en sus diferentes etapas. Este par nunca la ha tenido fácil, además que de por sí cada uno tiene un pasado difícil, provienen de condiciones sociales diferentes, a eso hay sumarle lo de la mala comunicación, y también el mal tiempo. Cuando Connell se da cuenta que la cagó con Marianne cuando no fue con ella al baile del colegio, ella decide no retornar al colegio, cuando retoman su relación en la universidad, Connell no puede pagar su habitación y rompe con Marianne en lugar de pedirle para quedarse con ella, cuando Marianne entra en dos relaciones abusivas, Connell no interviene aun sabiendo que una palabra suya bastará para romper las relaciones de Marianne.
Los momentos más difíciles en los que vemos a Connell y Marianne sufrir en silencio y alejados, son los momentos más frustrantes de la serie porque en teoría tienen una solución simple; que los dos regresen, pero la verdad es que los vemos equivocarse y reencontrarse porque la vida es así. No existe una palabra correcta o una decisión perfecta. Es la vida de la gente normal.
La intimidad de “Normal People”
Cuando escribo que la serie es intima no solo lo digo por la cantidad de escenas de sexo que vemos, y son muchas, pero lejos de verse como algo grotesco o voyerista, estas escenas demuestran la atracción intensa entre los dos y el deseo que los consume el uno en el otro. Volviendo al punto; cuando digo que la serie es intima me refiero que la serie logra transmitir la intimidad de Connell y Marianne y lo hace a través de las tomas que ha elegido. En el colegio, la cámara sigue a Connell y Marianne desde atrás, los coloca en el medio de la toma, pero su alrededor se siente lejano. En el caso de Connell, se reafirma la idea que, aunque es popular, no se siente cómodo en el colegio y en el caso de Marianne captura su soledad. Cuando los dos están juntos en una escena, la toma es cerrada o es demasiado abierta, como si los dos fueran los únicos en el mundo. En su primera pelea, Marianne deja a Connell solo en la toma como dando a entender que se ha ido de su mundo. Cuando rompen en la universidad, ambos están cara a cara y aunque están hablando, no se están entendiendo y asumen que el otro está terminando la relación, no hay tomas de los dos juntos, sino cada uno por su lado o con un espacio entre los dos plasmando la brecha que ahora hay entre los dos. Incluso cuando están en dos continentes diferentes y comunicándose a través de videollamadas, las tomas los coloca juntos, aunque estén en diferentes lugares.
Hay un momento de la serie donde Marianne sufre de una depresión autodestructiva y las tomas de su rostro logran capturar la tristeza y el vacío que siente. Estas escenas son incomodas y angustiantes, reflejando exactamente el estado de Marianne. Del mismo modo, cuando Connell sufre de un cuadro de ansiedad, la serie vuelve a mostrarlo a él más solo que nunca y lo coloca en tomas amplias donde está en una esquina o en medio, pero se siente y se ve pequeño, aislado, encapsulado. Los dos actores, Daisy Edgar-Jones y Paul Mescal, además de compartir una química explosiva, destacan en los momentos más humanos de sus personajes, aquellos donde, nuevamente, resalta el silencio y son solo los gestos los que hablan.
La serie “Normal People” es una adaptación del libro del mismo nombre de Sally Rooney. En la novela, hay un narrador en tercera persona que nos describe minuciosamente lo que Marianne y Connell piensan, sienten y hacen, en cierto modo, nos explican la “razón” detrás de sus acciones, pero la serie no se queda atrás, ya que como lo he detallado en el párrafo anterior, los televidentes pueden ver la interpretación desgarradora y realista de estos dos jóvenes en sus peores momentos. Quizás este sea el mérito de la propia autora, pues, ella participó en la creación de la serie y estuvo involucrada en el guión junto a Alice Birch y Mark O'Rowe que en conjunto con la impecable dirección de Lenny Abrahmson y Hettie Macdonal nos ha regalado una de las mejores series del año. Es verdad, quizás la historia sería mucho más corta si esos dos millenials se comunicarán mejor, pero entonces, no serían “gente normal”.
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