domingo, 5 de julio de 2020

#TheGoodFight T4: El grupo vs. la realidad

Con cada temporada que pasa se siente que la insólita comedia en “The Good Fight” nace de lo absurdo, eso es hasta que echamos un vistazo a las noticias, entonces, entendemos por qué este drama legal ha mutado a ser prácticamente un comentario meta de una realidad irracional y repleta de problemas sociopolíticos en todos lados. En ese sentido, la serie apela a un ingenioso humor para conservar la cordura en un mundo que día a día se vuelve un poco más loco. 



El primer episodio de la cuarta temporada, titulado apropiadamente “The Gang Deals with Alternate Reality”, hizo un ejercicio de ficción especulativa y presentó una realidad alterna donde Hillary Clinton ganó las elecciones, cumpliendo el sueño de Diane Lockhart (Christine Baranski), pero, por supuesto, siempre hay un “pero” en este tipo de historias, pero muy pronto ese sueño se transformaría en una pesadilla, porque aunque la visión de “The Good Fight” es más generosa con Hillary Clinton de lo que fue “Homeland” con Elizabeth Keane, de todas formas se deja claro que de no haber llegado al poder Donald Trump no habrían salido a flote tantas denuncias de acoso laboral y de acoso sexual relacionadas a figuras públicas. Siendo Diane una feminista acérrima entiende la importancia del Movimiento “MeToo” incluso en una realidad donde no existe. Por eso, intenta darle un poco de reflectores hablando del movimiento en la prensa, sin embargo, sus declaraciones son eliminadas en edición ya que no proporcionan en nada a la agenda Clinton. Recordemos que además de las denuncias, se realizó una marcha multitudinaria a los pocos días que Trump asumió la presidencia de Estados Unidos, lo que le dio más visualización al movimiento y le dio impulso necesario para exigir cambios a la sociedad. 



 El propósito del episodio no es encontrar lo positivo en el mal tiempo o sacrificar algo por el bien común de no tener a Trump como jefe de Estado. No, para nada. El propósito del episodio es ser una llamada de aventura en el nuevo viaje que la heroína de la serie debe embarcar. Por eso, el sueño se convierte en pesadilla para Diane cuando Harvey Weinstein, el productor que cayó en desgracia tras las denuncias en su contra y es en esta nueva realidad uno de los hombres más poderosos del país y cercano a la administración Clinton, se vuelve cliente del buffete y Diane se muestra reacia a defenderlo sabiendo el daño que le ha hecho a las diferentes mujeres por años sin que nadie moviera un solo dedo para deternerlo. Conociendo el modus operandi de Weinstein, Diane le advierte a Lucca Quinn (Cush Jumbo) que tenga cuidado con las invitaciones de Weinstein a su hotel para “discutir el caso” porque en algún momento abrirá la puerta solo usando su bata. La actuación errática de Diane hace que sea retirada del caso. Entonces, regresa a casa abrumada por una nueva realidad y asustada porque no ha podido contactarse con Kurt McVeigh (Gary Cole). El capítulo termina cuando Kurt logra despertar a Diane resolviendo el cliffhanger de la temporada pasada cuando por venganza un grupo de la resistencia envió a un equipo de SWAT al departamento de Diane y Kurt. En la secuencia final vemos un preview de lo que hubiera sido el canal de Trump con Felix Staples (John Cameron Mitchell) guitarra en mano y seraneando a Estados Unidos. 



 Este capítulo funciona también como una transición a una nueva fase del show. Siempre he dicho que Trump funciona como el Thanos en el mhytos de la serie. Desde la primera temporada, el antagonista natural de “The Good Fight” ha sido Donald Trump. Diane y Liz Reddick (Audra McDonald) inclusive formaron parte de una resistencia que jugaba sucio para golpear a la administración de Trump y no es hasta que ese grupo intenta hackear las máquinas de votaciones para asegurar una victoria demócrata que Diane y Liz deciden salirse porque no estaban dispuestas a rebajarse al mismo nivel de Trump. La historia “el grupo vs. Trump”, si bien sirve aporta mucho para el humor, en realidad, no tiene más a dónde más ir porque en esta triste realidad Trump sigue allí en el poder. Así que esta cuarta temporada se le dejó un poco de lado, aunque siempre teniendo presente que en realidad Trump es un virus que lo infecta todo incluso ese sistema judicial en el que se suponía que nadie está por encima de la ley, pero después de dos años de estrenar la canción “Nadie está por encima de la ley”(Nobody’s above the Law) y tras sobrevivir un proceso de impeachment y contra toda lógica legal, pues, resulta que sí, Trump y su gente están por encima de la ley. Como ya hemos visto a Diane pasar por todas las fases de negación, entonces, su arco esta temporada es el activismo legal: tomar casos probonos confiando en la mantra de la independencia y de la igualdad ante el poder judicial, pero al toparse de nuevo con la misma piedra, entonces, se embarca en su nueva de misión de investigar cómo lo hace: ¿cómo Trump se sale con la suya? 



 Como no existe una explicación coherente para justificar cómo es que Trump se sigue librando de la justicia, “The Good Fight” formula una teoría de conspiración: el “Memo 618”, un documento que en teoría solo es un papel vacío, pero en la práctica confirma que en la era Trump no hay igualdad bajo la ley, las élites no necesitan respetar a la justicia y pueden enterrar casos sin que nadie pueda hacer nada al respecto. Esta es la historia más extravagante, y eso que estamos hablando de un show que incluyo clips musicales didácticos, y más arriesgada, teniendo en cuenta lo popular que son las teorías de conspiración en esta época, de la cuarta temporada. ¿Y por qué no? Ya vivimos en una época donde la realidad es más rara que la ficción y la ficción puede sonar más cuerda de la realidad. Lamentablemente, el coronavirus hizo que la temporada solo contara con 7 episodios de los 10 que debía de tener, por lo que no solo no se puso cerrar esta historia, sino que el cliffhanger involuntario generado involucra al recién nombrado juez Julius Cain (Michael Boatman) siendo arrestado precisamente por denunciar la existencia de este memo.



 Otras historias de la temporada incluyeron la fusión del buffuete Reddick, Boseman y Lockhart con la firma internacional STR Laurie y los subdramas derivados de esta fusión, la consideración del comité democrático para que Adrian Bosman (Delroy Lindo) como candidato presidencial en el 2024 (qué bueno que crean que llegaremos al 2024), y la historia más floja de la temporada giro alrededor de Lucca volviéndose amiga de una millonaria y ganando dinero en un juego de poker. “The Good Fight” tiene la mala costumbre de darle la historia más laxa a uno de sus personajes y ese personaje casi siempre termina yéndose a la siguiente temporada. Sucedió con Barbara Kolstad (Erica Tazel), Collin Morrello (Justin Bartha) Maia Rindell (Rose Leslie) y ahora con Lucca Quinn. La actriz Cush Jumbo confirmó que, si su horario se lo permite, podría volver a la serie para darle un final digno a Lucca Quinn. 



 “The Gang is Satirized and Doesn’t Like it” fue el episodio más meta y desenfrenado de la temporada. Un exempleado del buffete realiza una obra teatral inspirado en el tiempo que trabajo para Reddick, Boseman y Lockhart y los representa de una manera espectacularmente bizarra. Por supuesto, esto molesta a Adrian y también hace reflexionar a Liz, Julius y Diane porque la obra, que también contiene un nivel de absurdidad muy “Legends of Tomorrow”, está llena de comentarios directos e incomodos sobre sus propios protagonistas -como la pasividad de Boseman, la pasivo-agresividad dominante de Diane, los principios conflictivos de Julios y la poca experiencia sexual de Liz con hombres blancos-, además, también se evidencia la hipocresía de las cabezas del buffete, sobre todo, teniendo en cuenta que siendo una de las pocas firmas de mayoría afroamericana, y con ello, pudiendo luchar por una justicia racial, solo se preocupa por los ingresos, razón por la cual tuvo que fusionarse con una gran corporación.  Mediante un tweet, la producción de “The Good Fight” explicó su largo proceso de edición que se complicaba más debido al covid-19. Muy a su estilo, en uno de los episodios, el intro solo tiene descripciones de lo que debía estar allí. Se dejo con la intención de causar gracia, pero también para evidenciar que la pandemia lo detuvo todo. 



Pese a ello, el último episodio de la temporada no pudo emitirse en un mejor momento, pues, justo fue el mismo tiempo que reapareció Anonymous “revelando” nuevos datos del caso del pedófilo Jeffrey Epstein, mientras que Netflix estrenaba el documental “Jeffrey Epstein: Asquerosamente rico”, pero solo “El grupo descubre quién mató a Jefrrey Epstein” (The Gangs Discovers Who Killed Jeffrey Epstein), bueno, en realidad no. El grupo está encargado de investigar la misteriosa muerte de Epstein quien se supone que se ahorcó él solo cuando estaba en prisión. El caso de Epstein es utilizado para, de nuevo, explorar en la decadencia y corrupción de los ricos y poderos, pero lo hace de una manera tan ridícula con sus personajes tomándolo tan en serio que toda la hora parece un episodio extra de falso documental “American Vandal”. Bosman nos dice que no creamos en teorías de conspiración al momento de investigar, pero Diane nos dice que debe haber una mano negra que ayudó a Epistein en sus anteriores procesos y en varias oportunidades, la ala conservadora del buffete piensa que Bill Clinton está involucrado mientras que la a ala liberal le va a Bill Bar. En el final del episodio; Marissa Gold (Sarah Steele) y Jay DiPersia (Nyambi Nyambi) llegan hasta la isla privada Epstein. En realidad, la última escena es un WTF total. Vale la pena no hacer ningún spoiler.



 La calidad de “The Good Fight” es indiscutible, su posición anti-Trump siempre es parte de su ADN, su creatividad y claridad al retratar esta época surrealista es una genialidad porque no pasa por agua tibia las problemáticas que existen, sin embargo, muchas de las tramas no parecen tener una dirección concreta. El responsable de la irregularidad en la serie tal vez sea el covid-19. Nos hemos perdido de tres episodios por el bendito virus y quién sabe quizás todo cobraba sentido, excepto que no veo como la historia de Lucca o la aventura de Liz pudiera dar algún giro interesante, pero la serie ya nos ha sorprendido antes. De todas formas, “The Good Fight” ha sido renovado para una quinta temporada donde seguirá alucinando y el grupo seguirá luchando contra esta triste realidad en la que nos ha tocado vivir.

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