lunes, 10 de junio de 2019

#TheGoodFight: The one with los musicales animados

 Mientras que en su segunda temporada, “The Good Fight” tuvo un sentido de sátira fino a la par que continuaba tocando temas sociales y controversiales de una manera ingeniosa impulsando una agenda liberal con un tono crítico, vapulando incluso al propio partido demócrata por su educada inacción frente a los delirios infantiles de Donald Trump, la tercera pasó a estar dominado por la incongruencia, la absurdidad disfrazada de animación musical e historias sacadas de pelos.



 La gracia de crear una canción sobre el impeachment Donald Trump con una animación al estilo Schoolhouse Rock! calzó junto en un tiempo en el que la ficción de “The Good Fight” parecía trasladarse a la realidad… esto era antes cuando todavía el reporte de Robert Muller sobre el “Rusiagate” conservaba la esperanza de ser el camino que terminaría con Trump fuera de la Casa Blanca. Y con el corto musical, la serie atinó. Fue como el chiste perfecto en el momento correcto. Porque nadie está por encima de la ley, ni si quiera el propio presidente de los Estados Unidos, ¿verdad? Se supone que sería así y por eso el corto era hilarante, didáctico, directo y hasta melancólico, pero sobre todo cierto. Eso fue antes porque luego vino la pérdida de la fe en Muller, un reporte que no determinó una colusión entre Trump y los rusos, lo que supuso una victoria pírrica del magnate, y poco después, para colmo, a los productores de la serie se les ocurrió insertar una animación musical en cada episodio con la idea de simplificar conceptos legales, abreviar explicaciones de términos tecnológicos o simplemente divertirse con canciones sobre la granja de trolls de Rusia, sobre el meme de Pepe la rana que se volvió un símbolo nazi, sobre el patético alterego de Trump, John Barron, y sobre Downton Abbey.

Animación sobre John Barron. Fuente: "The Good Fight"


 Las animaciones son lo que más se recordará de la temporada. Estos dichosos musicales aparecieron, pero no necesariamente funcionaron, en todos los episodios de la tercera entrega hasta que la CBS decidió cortar uno. La canción “Banned in China” (Censurada en China) paradójicamente fue censurada por la CBS en el episodio "The One Where Kurt Saves Diane" que tenía como centro el caso de una empresa norteamericana que estaba probando algoritmos para censurar contenido en China. Entonces, la claqueta “CSB censuró este contenido” fue accidentalmente graciosa al sentirse como una broma meta y concluyó de la manera más apropiada posible con las animaciones.

CBS ha censurado este contenido. Fuente: "The Good Fight


 Se sabe que hubo discusiones entre los showrunners, Michelle y Robert King, con los representantes de la CBS por ese bendito corto animado musical. Sin embargo, con la claqueta o sin el musical, el capítulo "The One Where Kurt Saves Diane" es la evidencia del por qué “The Good Fight” es la mejor serie política de la era Trump ya que obliga al espectador y a los protagonistas a ponerse en un lugar en el que no necesariamente se sienten cómodos. El caso que deriva en la revelación del trabajo oscuro que está realizando esta compañía comienza con la demanda del polémico conservador provocador Felix Staples (John Cameron Mitchell), fiel representante de miembros de la ultraderecha, a una compañía (muy parecida a Google) por presuntamente “censurar” sus videos. El abogado de Felix precisamente tomó el caso porque considera que el tema de fondo es la libertad de expresión. Para evitar que este caso adquiera dimensiones incontrolables, la compañía se ve en la necesidad llegar a un acuerdo financiero con Staples. De ese modo, esta empresa se ahorrará millones tras prevenir una crisis que habría mellado su imagen pública, pero queda al aire varios trapitos sucios sobre los trabajos no supervisados que realizan ciertas compañías para adecuarse al mercado chino. 

Diane y Felix. Fuente: "The Good Fight


 Todas las historias de “The Good Fight” giran alrededor de Donald Trump incluso se tuvo una falsa Melania Trump que intentaba averiguar si el bufete tenía el famoso “pee pee tape”. Y es que Trump es el Thanos de la serie. Por supuesto, me refiero al Thanos de primera y segunda fase de Marvel cuando ni siquiera se atrevía a pararse de la silla para buscar las Gemas del Infinito pero cuya simple presencia tácita fastidiaba a Tony Stark (Robert Downey Jr) y lo hacía prepararse estratégicamente para lo que sería la batalla más importante de su vida. Fue el temor a Thanos lo que llevó a Tony a crear a la inteligencia artificial Ultron para que cuide la Tierra pero que después causó destrucción en Sokovia. Algo parecido sucede con “The Good Fight” y con Diana Lockhart (Christine Baranski), la Tony Stark de la serie. La cólera volvió a Diane en una activista y en su afán de querer detener la toxicidad que destila Trump en la política y la sociedad, se termina contagiando al crear su propio “Ultron” en forma de una Resistencia que tomaría acciones reales contra Trump. Este arco narrativo, el más intrigante de la temporada, presentó el dilema eterno de los liberales; por qué no utilizar los mismos métodos que el enemigo y ganarles en su mismo juego. Incluso Diane tiene un dialogo parecido; rebajarse a los métodos turbios de Trump es ponerse a su nivel. Obvio. La respuesta inmediata de una integrante de la Resistencia fue; el fin justifica los medios. Ciertamente Trump y sus seguidores lo han comprobado. La lección, como era predecible, es tan simple como trágica; si estás dispuesto a hacer lo mismo que tu enemigo corres el riesgo de convertirte en alguien peor que él. Para cuando Diana y Liz (Audra McDonald) aprenden la lección ya habían creado un monstruo. 

Fuente: Internet


La Resistencia reportó una emergencia falsa en la casa de uno de los integrantes más desalmados del gobierno de Trump. Esta acción es conocida en Estados Unidos como “swat·ting” y en varios de los casos reales ha habido muertos. En una movida bastante cruel, el cliffhanger de la temporada muestra a un equipo SWAT preparándose para ingresar a la habitación de Diane y Kurt donde están los dos en la cama. Se trata de una venganza/advertencia de la Resistencia con consecuencias posiblemente letales. En la promoción del episodio "The One About the End of the World" se veía a Kurt con una escopeta en la mano. La escena fue eliminada, pero es posible que la próxima temporada Kurt esté herido o peor, muerto, lo que supondría un golpe profundo para Diane. Además, de dejarla desprotegida. En "The One Where Kurt Saves Diane" literalmente Kurt (Gary Cole) salva a Diane al intimidar a un agente de la NSA para que borre todo lo que tenga de su esposa que recientemente había pactado hackear una máquina de votos con la Resistencia. 

Debimos imaginarnos que algo malo iba a suceder cuando Diane dijo que era feliz. Nada bueno pasa en las series siempre que alguien dice eso. Fuente: "The Good Fight


Además de Trump/Thanos, “The Good Fight” también tuvo su propia versión de Loki. El abogado sin escrúpulos Roland Blum, interpretado por un magistral Michael Sheen, desató anarquía a su paso y fue una suerte de némesis del estudio Reddick, Boseman & Lockhart. Habría que preguntarse cuál era exactamente la intensión de los productores al tener un personaje tan excéntrico, maquiavélico y hasta carismático, aunque eso es más mérito del talento de Sheen, sabiendo la debilidad de América por los antihéroes, apuesto que hay gente que considera que Blum fue lo mejor de la temporada. No sé si es que “The Good Fight” realmente quería que odiáramos a Blum o todo lo contrario, pero hay que admitir que le tocó excelentes líneas crueles y tiene cierta razón, vivimos en una época en la que “una historia vale más que la verdad”

Fuente: "The Good Fight"


 Es muy posible que los guionistas estuvieron más concentrados en armar la temporada de manera general a través de casos específicos, y por eso, sin querer, descuidaron a ciertos personajes. Es eso o realmente no saben qué hacer con Maia (Rose Leslie) y Lucca (Cush Jumbo). Desde que acabó la historia de la estafa de papa Rindell, la serie está a la deriva con Maia. Como jamás se enfocó en su vida privada, no supimos qué fue de su novia a la que engañó en la segunda temporada o de su estatus financiero. Para justificar la presencia de Maia la juntaron con Blum, tuvo un coqueteo extraño con Marisa (Sarah Steele) y terminó traicionando a sus amigas y exempleadores para salvarle el pellejo a Blum. Por su lado, Lucca sirvió más como la autora intelectual sin querer de los problemas en el bufete. En una conversación sobre los sueldos, Jay (Nyambi Nyambi) descubre la brecha salarial que tiene con Marissa (Sarah Steele). Tras una breve discusión con sus jefes, Jay difunde la lista de sueldos donde hay una diferencia clara entre los miembros de color y los blancos del estudio de abogados, lo que causa un enorme problema laboral y también varios cuestionamientos. El episodio que más enfocada estuvo en ella llevó como titulo “The One with Lucca Becoming a Meme “ y eso lo resume todo. A veces, “The Good Fight” peca de elitista aunque se las quiera dar de moralista.

Fuente: "The Good Fight"


 Finalmente, la historia más importante gira alrededor del padre de Liz, Carl Reddick, quien ha violado sistemáticamente a diferentes mujeres a lo largo de su carrera, pero la mayoría de sus víctimas están dispuestas a callar por la imagen pública de Redick, un ídolo afroamericano que luchó por los derechos de la comunidad. Aquí se me viene a la mente “Grey’s Anatomy” porque presentó una historia similar con el abuelo de Jackson. Con una visión idealista, Jackson soluciona la crisis cambiándole de nombre a la fundación Avery y reemplazándolo por “Fox” dándole así el crédito a la mujer que se encargó del negocio familiar durante años, su madre Catherine Fox (Debbie Allen) La estrategia de “The Good Fight” es más fría y realista; hacer todo lo que está en su poder para evitar que esta historia se haga pública, ya que si algo así sale a la luz en medio de la era del Movimiento #Metoo jodería su reputación y por ende su negocio. 



 Desde hace un tiempo “The Good Fight” ha tomado inspiración en “Friends” al titular sus capítulos con “The one with…” en esta tercera temporada, subrayando su tendencia cómica. Es lo justo. Si pudiéramos titular la tercera temporada en definitiva sería “The one with los musicales animados”. No obstante, vale la pena resaltar que la serie ha convertido una temática tan aburrida como la abogacía en un espectáculo de entretenimiento puro con pinceladas de actualidad y absurdidad no muy alejada de la loca realidad mundial. Quizás el “Endgame” de la serie ya no sea derrotar a Trump, una misión imposible desde la ficción, pero siguen conservando el espíritu rebelde y luchador con suma elegancia.

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