En una época donde hay reboots everywhere, debo confesar que, aunque entiendo el concepto del reboot y revival, sigo sin comprender la obsesión de la industria de hurgar en el pasado solo para “modernizarlo” en lugar de crear algo nuevo acorde con las tendencias de hoy. Hay varios reboots que se han “actualizado”; por ejemplo, de la serie “Charmed”, la original, lo único que queda es el nombre, que sirvió como gancho para llamar la atención, pero no hay ninguna hermana Halliweell, además, las actrices de la serie original han criticado el reboot, asimismo, las hermanas no comienzan con la misma letra, ahora son latinas y ya no dicen sus hechizos en inglés sino en latín. Mientras que del “Roswell” original solo quedan los nombres de los personajes ya que la historia de “Roswell New Mexico” es otra y el drama ya no gira alrededor de adolescentes extraterrestres sino adultos. Estos solo son dos ejemplos porque hay demasiados reboots y revivals de qué comentar. Al esfuerzo de adaptar cualquier producción que tuvo un relativo éxito hace años, parece que los reboots tienen que seguir ciertas normas para que funcione en esta época; como el tener un elenco más diverso e incluir historias relevantes con mensajes sociales. Pese a todo eso, muy pocos revivals y reboot tienen la suerte de emular la magia de las series originales.
En medio de este boom, Hulu decidió traer de vuelta “High Fidelity”. Para esto, propuso que su protagonista cambie de género, ya no sería un hombre recapacitando sobre sus rompimientos, sino una mujer, pero no cualquier mujer, sino Zoë Kravitz.
La elección de Zoë Kravitz como protagonista es ingeniosa desde el punto de vista nostálgico y marketero. No solo se trata de una excelente actriz, con una vibra muy cool, y una carrera que se ha despegado en los últimos años, sino que la participación de su madre, Lisa Bonet, haciendo un cover de “Baby, I love your way” en “High Fidelity” es uno de los momentos que se ha quedado incrustado en el cerebro de quienes vieron la película. Pero la conexión entre el filme original y la serie se queda allí, el personaje de Kravitz no es la hija de Rob que ha heredado su tienda y sus mismos problemas amorosos porque eso habría hecho de la serie como esas bandas de los hijos de cantantes famosos que no pueden salirse de la sombra ellos. Para aniquilar cualquier teoria que podría sugerir que, como en la vida real, Kravitz es hija de Bonet, en la serie, la madre de Rob es interpretada por Jessica Hecht, recordada por su rol de Susan en “Friends”.
Lisa Bonet en "High Fidelity"
Cuando uno menciona “High Fidelity” piensa en tres cosas; la música, los top 5 y Jack Black. En la narrativa del filme, la música es la base, es el motor y es el centro de la narrativa, pero sobre todo es el punto en común entre Rob (John Cusack), el dueño de una tienda de discos, y sus dos freakies trabajadores, Dick (Todd Louiso) y Barry (Jack Black). Estos tres tipos a veces ni se soportan, pero los que los une es la música. Una de las cosas más geniales del filme es el ingenioso dialogo lleno de discusiones brillantes sobre grupos musicales, películas y libros. Datos increíbles, referencias, comparaciones y comentarios es parte del idioma del filme, es la forma cómo se comunican y cómo se desafían. Los tres no pueden decir "estoy triste", para expresarse dicen algo como "me siento como esta banda o esta canción".
También hay una historia personal con “High Fidelity” ya que fue una de las primeras películas que vi en las que el personaje principal rompe la cuarta pared. Por supuesto, eso hizo que inmediatamente se desarrollara una conexión instantánea. Rob te está contando su vida, como cualquier amigo lo haría, solo que al ser un melómano empedernido vive tan obsesionado con la música que cataloga su vida a través de Top 5 relacionando canciones a sus experiencias personales. A pesar de ser ficción, Rob se siente cercano, se siente como el amigo pesimista al que nada le sale bien, como el desafortunado pata al que su novia lo deja para estar con otro y no puede seguir adelante, como el tipo que se atormenta, pensando y pensando, y lo único que puedes hacer tú es escucharlo porque aun aunque le dijeras algo, no va a escucharte porque está abrumado con su propia drama. Si la película no contara con Dick y Barry para el alivio cómico, habría sido bastante patético…pero como lo hace, el drama de Rob no se siente tan pesado.
La representación gráfica de todo el film
Ahora mismo, a 20 años del estreno en el cine, se podría incluso identificar en Rob patrones autodestructivos, una masculinidad tóxica y una actitud acosadora. Hasta podríamos considerar a Rob como un narrador no confiable porque todo lo vemos desde su perspectiva y desde su perspectiva; él es una víctima y no cree que haya hecho nada malo, pero las relaciones son de dos y si fallaron fueron por los dos, no solo por las mujeres. El hecho que al final de la película, Rob regrese con la novia creó una especie de mal mito del hombre sufrido. Y así como todo el mundo malinterpreta “500 days of summer”, sintiendo pena por Tom y odiando a Summer por no querer regresar con él pese a que, en todo el filme, ella dejó claro que no buscaba una relación, en su momento, por el encanto de John Cusack, la mayoría prefirió ignorar que Rob era una terrible persona y que las cosas que le sucedieron fueron consecuencia de sus propias acciones.
Flashforward al año 2020. En el reboot, Rob no es un hombre blanco, sino una mujer morena bisexual. En lugar de Dick y Barry, tenemos a Cherise (Da’Vine Joy Randolph) y Simon (David H. Holmes). Con una personalidad colorida, Cherise debería ser en teoría, la “Jack Black” de la serie, pero por supuesto, no hay nadie que pueda llenar los zapatos de Jack Black. Por su lado, la serie hace el esfuerzo para darle más dimensiones a Simon para que no sea solo el amigo y exnovio de Rob, hasta el punto que el único episodio que no está enfocado en Rob se en centra en él y nos cuenta la historia de la relación que más lo ha marcado. El top 5 de rompimientos de Simon es como la misma persona; Ben (Christian Coulson), el plot twist más franco de la serie porque se dirige directamente a quienes han tenido o tienen una relación desastrosa, retorcida y dañina a la que siguen regresando. Al final del episodio, Simon rompe el patrón, ya no vuelve con Ben y se da el chance de intentarlo con otra persona, es decir, se le da un final feliz.
"Ballad of the Lonesome Loser" es el número 2 de mi lista de Top 5 de mejores cosas de “High Fidelity”, la serie.
El top 1 de mi lista de lo mejor de la serie es el equilibrio entre lo nostálgico y lo nuevo. La historia es la misma, Rob tiene un rompimiento que la hace reflexionar sobre el fracaso de sus relaciones pasadas, pero hay cosas diferentes. Cuando recién nos topamos con Rob, su novio Mac (Kingsley Ben-Adir) la deja para irse a Londres y un año después Rob descubre de Mac ha regresado a Estados Unidos con una nueva novia a la que le ha pedido matrimonio. Por la forma en la que está construida la historia asumimos que Mac es el “malo” que hace sufrir a Rob y que, de un día para el otro, decidió dejarla. Eso hace que Rob de Zoë Kravitz se sienta cercana, pero no tan cercana como el Rob de Cusack. La Rob de Kravitz se siente como esa flaca complicada a la que no puedes entender, pero que sabes que siente intensamente, aunque no quiera admitirlo y la serie es una ventana para descubrir cómo es de verdad; neurótica, vulnerable y cool al mismo tiempo. Como una típica millenial, el look de Rob es genial, su gusto musical es implacable, pero en el plano interno, la mujer es un desastre que no sabe lidiar con sus sentimientos.
Al contrario de la película, donde la inseguridad y la actitud desganada de Rob era la raíz de sus problemas, en la serie, los defectos de Rob no es el por qué Mac rompe con ella. Lo que vimos en los primeros episodios solo era la punta del iceberg y en los últimos episodios, vemos la colisión del Titanic. Rob le revela a Mac que el mismo día que descubrió el anillo de compromiso se escapó de la cena donde Mac le iba a pedir matrimonio y se acostó con otro. La infidelidad, que no se confesó en su momento, causó una grieta en la relación que se fue abriendo hasta que Mac decidió romper porque creía que Rob ya lo no amaba, pero la verdad era que la culpa hizo que Rob saboteara lo que tenía con Mac. La serie supera el filme solo en ese sentido; se permite ser sincera de manera clara, se permite admitir que su protagonista no es una víctima y tampoco es la mejor persona del mundo y, por lo tanto, no merece romper la relación de Mac para reconciliarse con él. No merece un final feliz, por lo menos, todavía no.
Su protagonista a veces vive en las nubles, pero está consciente de sus acciones para bien o para mal.
Si Rob hubiera regresado con Mac habría sido como que Simon regresara con Ben. Teniendo en cuenta que Rob es el “Ben” de la relación con Mac y así como Ben no era bueno para Simon, Rob no es buena para Mac porque con su silencio dejó que Mac sufriera en la incertidumbre de pensar qué hizo mal para que Rob lo dejara de amar. Entonces, al final de la temporada, Rob no regresa con Mac, pero sí se da una nueva oportunidad a sí misma una nueva oportunidad. Rob busca a Clyde (Jake Lacey), el prototipo del “Nice Guy” o la opción segura, y le pide una cita. Aunque Clyde la rechaza, queda una esperanza de que aún pueda suceder algo entre ellos. No obstante, el problema con este final es que se siente un poco fuera de personaje. Durante toda la serie, Rob nos ha dicho que Clyde es un buen tipo, pero no es su tipo y, además, lo ha utilizado en diferentes circunstancias. De modo que la serie vuelve a caer en el cliché del chico sufrido.
Comentario a parte: todos los personajes que ha interpretado Jake Lacey en su carrera son el "Nice Guy"
Para terminar, en resumen y en idioma musical, la serie es un cover de la película, uno que intenta darle un nuevo tono a un hit wonder que pegó en su momento, uno que no llega a superar la versión original, pero que no deja de ser un buen tema que aun puede conquistar a una nueva generación con un par de beat diferentes.
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