miércoles, 13 de febrero de 2019

#RussianDoll: Mil maneras de morir y una de sobrevivir

“Russian Doll” creado por Natasha Lyonne, Amy Poehler y Leslye Headland cuenta la bizarra historia de Nadia quien tiene que revivir una y otra vez la noche de la fiesta de su cumpleaños porque está atrapada en un bucle. 


Con “Russian Doll” estamos fácilmente frente una de las series más extrañas y brillantes del año. 

 Hasta el cuarto episodio, que es la introducción oficial del personaje de Charlie Barnett, Alan, “Russian Doll” se siente más como mil maneras de morir de Nadia. Lo que sabemos de ella es que es una especie de Yoda sarcástica con problemas de compromiso. Nadia vive (o sobrevive) en loop infinito sin ninguna explicación. Más allá de Nadia y sus encuentros inoportunos con su ex  o con el detestable de Mike, lo entretenido es ver cómo Nadia intenta zafarse de la muerte sin mucho éxito. A partir de “Alan’s routine” se establece que Nadia no está sola porque resulta que él también está atrapado en un bucle. 



La conexión entre Nadia y Alan, gracias a la fantástica química filial entre Lyonne y Barnett, le inyecta a la serie una cuota emocional inesperada que se aleja por completo de la curiosidad mórbida de las creativas muertes de Nadia. Se trata de un dúo inusual; Nadia es como la antítesis de Alan, mientras ella es relajada y rebelde, Alan es ordenado e introvertido. La noche en la que comenzó el loop, Nadia es atropellada y Alan iba a comprometerse con su novia Beatrice pero ella lo rechaza, por lo que termina suicidándose. En lugar de romper el círculo, Alan cada noche hace lo mismo hasta que se topa con Nadia. El hecho que ambos estén sufriendo del mismo fenómeno debe ser lo único en común que tienen, pero con cada reinicio se van conociendo y revelando sus problemas y traumas personales y juntos intentan romper el ciclo. Resulta que el truco para romper el bucle es simple; Nadia tiene que salvar a Alan y Alan tiene que salvar a Nadia. 

Alan y Nadia. (Imagen: Russian Doll - Netflix)

 El diálogo más memorable de Alan es cuando admite que su infelicidad y su miedo al fracaso lo ha capturado en un ciclo sin fin:

 “No matter how much we think we’re fooling people, our bodies… they can’t keep lying the way that our minds can. Mine stopped lying a long time ago. For years, I’ve just been… I’ve just been hollow.” 

 Así como la muñeca rusa contiene varias muñecas en su interior, “Russia Doll” también está compuesta por capas internas que se van revelando con cada nuevo capítulo; en sus primeros tres episodios se siente como una comedia oscura y también como un “Bandersnatch” sin la interactividad,, la protagonista también diseña videojuegos y básicamente se reinicia cada vez que muere, a partir del sexto se afianza la onda “Black Mirror” con el misterio del bucle tornándose tétrico y para el último capítulo, el modo “Lost” se hace presente con líneas paralelas. Las capas terminan descubriéndose en el último episodio, que también sucede que es el mejor capítulo de la temporada, "Ariadne" es una conclusión fantástica en donde las líneas se emergen a solo una; Nadia y Alan no han arreglado sus vidas pero sí han logrado sobrevivir y lo que suceda después realmente no importa.



Se podría decir que el título “Russian Doll” (o “Muñeca Russa” en español) es una referencia a la composición de la serie compuestas por diferentes capas, pero también se trata de una excelente metáfora sobre las personas; los misterios de alguien se revelan cuando se logra ver más allá de las capas superficiales, y de la vida en general; basta ver profundamente nuestro reflejo en el espejo para reflexionar sobre nuestro comportamiento y sobre los caminos que queremos tomar y tal vez elegir uno diferente.

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